La Alianza del Pacífico empieza a caminar

Se eliminan aranceles del 92% del comercio

El economista Roberto Abusada, en un interesante artículo, nos recuerda la importancia que tiene para el Perú y la región latinoamericana el hecho de que desde el domingo pasado se haya implementado el arancel cero en el 92% del comercio entre los países de la Alianza del Pacífico, que integran México, Colombia, Perú y Chile. En otras palabras, entre los cuatro estados ha comenzado a surgir un área de libre comercio.

Ya se ha señalado reiteradamente que los países que integran la Alianza del Pacífico reúnen el 40% del PBI de Latinoamérica, representan un mercado de más de 230 millones de consumidores, suman un PBI de 2.2 billones de dólares y desde hace unos años atrás constituyen la novena economía del planeta. La importancia del acuerdo comercial está fuera de duda. Sin embargo, vale la pena subrayar algunas cosas de enorme importancia para el debate político.

La Alianza del Pacífico puede ser asociada al concepto de libre comercio en América Latina, con los países que crecen sostenidamente y siguen reduciendo pobreza en la región: México, Colombia, Perú y Chile. En cambio, los países asociados al concepto del proteccionismo en América Latina se hunden en la recesión e incrementan la pobreza de sus poblaciones. Los ejemplos de Venezuela y Brasil son aleccionadores al respecto.

Otro detalle que merece considerarse es que los países asociados al libre comercio desarrollan democracias y sociedades abiertas que, más allá de los evidentes déficits, representan la vanguardia de la libertad en América Latina. En cambio los países vinculados al proteccionismo son proclives a regímenes autoritarios y deterioro institucional. Venezuela, Brasil, la Argentina de los Kirchner, resultan ejemplos claros.

El libre comercio entonces no solo es un asunto de economía, también tiene que ver con la libertad, la democracia y la institucionalidad. La posibilidad de comerciar libremente entre los integrantes de la Alianza del Pacífico nace de una similitud en los modelos económicos, institucionales y políticos; y de alguna manera, tendrá enormes efectos para crear y reforzar instituciones dentro de los países de la Alianza. El libre mercado requiere una densa institucionalidad y justicia predecible; es decir, de estados capaces de respetar y hacer cumplir la ley.

La mayoría de los países de la Alianza del Pacífico participa del Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), la mayor área de libre comercio del planeta, y México y Chile pertenecen a la OCDE. La decisión de la Alianza de insertarse dentro de las grandes tendencias de la globalización y el comercio es, pues, incuestionable.

Al respecto vale anotar que el libre comercio es la fuerza constructiva y de paz de la globalización del siglo XXI. Cuando China empezó sus reformas y desató sus estrategias de libre comercio, cuando el Asia comenzó a convertirse un área desarrollada gracias al comercio internacional, el mundo empezó a cambiar y se alejaron los fantasmas de una eventual nueva guerra mundial. Hoy las potencias mundiales, principalmente, buscan mercados y desarrollan guerras comerciales. En ese camino todo se ha interconectado de tal manera que la posibilidad de una nueva guerra mundial para definir hegemonías mundiales parece improbable.

No obstante el optimismo, no debemos olvidar que el futuro y el progreso dependen de la voluntad de los estados y de las élites. Las guerras focalizadas en el Medio Oriente y Europa del Este nos indican que la historia es caprichosa e indescifrable. En honor a la buena voluntad es necesario reforzar la Alianza del Pacífico y seguir defendiendo el libre comercio.