¡Increíble! ¡Ahora antimineros culpan a minería del Covid!

Cuando los precios internacionales de los minerales están en caída, cuando la recesión acabará con más de 3.5 millones de empleos y aumentará el número de pobres en más de cuatro millones de personas (sumándose a los más de seis millones ya existentes), cuando los economistas señalan que la caída del PBI de más de 15% será más terrible de los últimos cien años, los sectores antimineros pretenden seguir bloqueando las inversiones mineras en el país. ¿Cómo se puede calificar a esta actitud? ¿Traición a la patria? ¿Traición a los pobres? 

No hay palabras para explicar este despropósito. Sobre todo porque las campañas contra la minería se basan en leyendas y mentiras sin fundamento, y porque también favorecen a los especuladores de minerales que incrementan sus operaciones en las bolsas cuando una mina de un país emergente deja de producir.

El 16 de junio pasado, en un fórum web organizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), los sectores antimineros volvieron a la carga con el mismo estilo de siempre: inventar leyendas que luego se divulgan. En esta ocasión ya no se trata de los conocidos argumentos ecológicos sino de los protocolos sanitarios vinculados al Covid-19. Ahora, no obstante que las actividades mineras son aisladas por naturaleza, las minas son responsables del avance de la pandemia.

Ese panel latinoamericano organizado por la CIDH tuvo por título "Situación de las personas defensoras de Derechos Humanos en el contexto de la pandemia Covid-19”. Hasta allí todo bien, porque de alguna u otra manera la izquierda académica internacional tiene la libertad para poder intercambiar ideas. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando se supo que Carmen Chambi, comunera de Alto Huancané (Espinar, Cusco) era quien participaría como representante peruana. Cabe indicar que la referida Carmen Chambi participó en un documental denunciando las supuestas “afectaciones al ambiente y la salud de las personas debido a la contaminación producida por la actividad minera en su provincia”. El documental fue publicado por la organización no gubernamental Derechos Humanos Sin Fronteras (DHSF), organismo que tiene orientación abiertamente en contra de las inversiones mineras en el denominado Corredor Vial del Sur Andino.

Pues bien, en este panel internacional Carmen Chambi pidió que la CIDH “controle a las empresas transnacionales (mineras) que (ahora) trabajan de manera informal” y “que no respetan el protocolo (sanitario) y están contagiando con el coronavirus (a las comunidades)”. Increíble. 

Asimismo, Chambi dijo expresamente que las empresas mineras no están fiscalizadas y que “contaminan sin respeto a las comunidades”. No solo eso, continuó con la perorata de que hay contaminados por metales pesado como producto de las actividades de las empresas mineras, y añadió que “hemos sido confinados a nuestras casas y nos han tenido encarcelados y hemos sido reprimidos (…) prohibidos (…) y los soldados nos agarran a patadas”. ¿Hasta dónde puede llegar las mentiras?

Las mentiras de los antimineros no cesan. No solo han inventado una supuesta contaminación por metales pesados producida por las mineras –ocultando que las aguas, sobre todo de las partes altas del Corredor Vial, están mineralizadas por el fenómeno “lahar”–, además ahora han inventado que ¡las empresas mineras propagan el Covid-19!

¿Hasta cuándo se va a aceptar pasivamente que los antimineros desarrollen sus mentiras a nivel internacional? No es hora acaso de que la sociedad en su conjunto reaccione contra estas estrategias que pretenden bloquear inversiones que se convertirían en vitales para enfrentar la recesión y evitar que aumente el número de pobres. ¿No es ahora acaso de que la mayoría silenciosa del Perú, que apoya abiertamente las inversiones, salga al frente de esta industria de mentiras y leyendas?