Editorial Política

Gobierno de minorías radicales y disolución del Estado

Ejecutivo y Legislativo convertidos en apéndices de la calle

Gobierno de minorías radicales y disolución del Estado
  • 07 de diciembre del 2020

La derogatoria de la Ley de Promoción Agraria, Ley N° 27360, por un Ejecutivo interino y un Congreso interino, ha inaugurado un régimen político muy pocas visto en la historia de los sistemas republicanos: la dictadura de las minorías radicales. 

Quizá la mejor ley económica de las últimas dos décadas –que desató el milagro del boom agroexportador–, preservado por cuatro ejecutivos y cuatro congresos elegidos mediante sufragio, fue derogada porque alrededor de 1,500 personas bloquearon la Panamericana Sur y atacaron la propiedad pública y privada. Semejante situación solo fue posible por la demonización de la Policía Nacional del Perú (PNP) y la destrucción del mando policial, con el pase al retiro de más de 18 oficiales generales. Más tarde, los bloqueos de la Panamericana Norte y de la Carretera Central nos indicaban que el Estado, prácticamente, comenzaba a disolverse. 

Con el desarrollo de la huelga en el Corredor Minero del Sur –en donde se produce cerca del 50% del cobre nacional–, programada para el 9 y 10 de diciembre, veremos si avanzamos o no hacia un Estado de anarquía general en que las minorías radicalizadas, a punta de violencia y bloqueos de carreteras, logran imponer un nuevo régimen político a través de la convocatoria a una constituyente.

En el Perú estas minorías son literalmente verdaderas minorías. El llamado lenguaje de la calle, que,en algún momento fue celebrado hasta por el gerente de un banco muy importante, en sus mayores expresiones no llegó a alcanzar ni 30,000 manifestantes. Sin embargo, el golpe letal contra la PNP, hoy declarada en huelga de brazos caídos, ha convertido a las instituciones republicanas, incluido el Ejecutivo y el Congreso, en meros apéndices de cualquier expresión de la calle. Ya se derogó la mejor ley económica de las últimas dos décadas. ¿Las protestas en el sur acaso derribarán la Ley General de Minería o forzarán la convocatoria de una constituyente?

Todos los peruanos de buena voluntad debemos estar comprometidos con el éxito de la administración Sagasti, porque es la única manera de garantizar elecciones libres y transparentes. Sin embargo, si el Ejecutivo no avanza en restaurar el principio de autoridad y la gobernabilidad –reorganizando el mando policial y respaldando a la PNP en contra de los intentos de la izquierda de demonizar a la entidad–, entonces el Ejecutivo estará cavando la propia zanja en que el llamado lenguaje de la calle enterrará a la transición hacia el 2021. Las cosas están tan complicadas en el país que algunos sectores comienzan a sostener que la administración Sagasti promueve adrede el avance de la anarquía. No lo creemos. De ninguna manera. Más bien se trata del desconcierto de un jefe de Estado con poca experiencia política, con poca experiencia en el manejo del vértice del Estado. Únicamente una visión que proviene de las oenegés pudo haber promovido el daño terrible que se ha infligido a la PNP con el descabezamiento del mando policial, luego de que las izquierdas desarrollaran una campaña de desprestigio contra la institución policial.

En cualquier caso, se puede pecar de alarmista frente a la situación porque solo una sobrerreacción en el análisis puede organizar una acción prudente y sabia. Y hoy la prudencia y la sabiduría siguen indicando que se debe persistir en el diálogo, sobre todo para evitar que las poblaciones sean manipuladas por las minorías radicales, y que se debe recuperar con urgencia la autoridad del Estado. Aceptar el imperio de las minorías radicales es resignarse ante el desborde social y la anarquía, uno de los caminos preferidos de todas las estrategias bolcheviques para tomar el poder sin ganar elecciones.

De otro lado, siempre vale subrayar que el imperio de las minorías radicalizadas solo es posible por el silencio y la indolencia de las mayorías de una sociedad, que suelen contemplar con temor cómo se destruye el sistema republicano y la economía de mercado. En cualquier caso, nunca es tarde para detener a las minorías que desorganizan una sociedad, porque solo se necesita que las mayorías hagan escuchar su voz. Nada más.

  • 07 de diciembre del 2020

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