Fortalecer a los nuevos príncipes

Sobre proyectos modificatorios de la ley de partidos políticos que debate el Congreso

En el Congreso de la República, los padres de la patria se han opuesto a las iniciativas de los organismos electorales que buscan vigorizar el funcionamiento de las organizaciones políticas. ¿Partidos que bloquean reformas que buscan fortalecerlos? Es la natural reacción de las oligarquías que intentan restringir la democracia para permanecer.

Entre las mencionadas iniciativas están la eliminación del voto preferencial que, en más de una década de democracia, ha debilitado considerablemente la vida partidaria. También está el proyecto que propone que el Registro Nacional de Identificación Civil (Reniec), la Organización de Procesos Electorales (ONPE) y el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) organicen y supervisen las elecciones internas de los partidos. Los congresistas no solo se oponen a estas iniciativas sino que pretenden implementar una contrarreforma aumentando a 25% la designación a dedo de los candidatos invitados al Congreso al margen de las elecciones internas.

Para construir una sociedad abierta, ¿por qué es de vida o muerte fortalecer a los partidos? Después del fin de las monarquías y las dinastías, la gran interrogante de los hombres públicos fue cómo reemplazar la soberanía del rey depuesto por otro sistema que organizara el poder en democracia. Una primera respuesta fue que la democracia tenía que ser representativa porque el ejercicio directo del poder solo había sido posible en la polis griega. Los estados nación eran demasiado complejos para experimentos de ese tipo.

Pero, ¿cómo crear sistemas de representación eficientes? En medio de los debates y propuestas sobre el equilibrio y balance de poderes surgieron los partidos que, de una u otra manera, reemplazaron a los antiguos príncipes en la formación de la nueva voluntad ciudadana. Los partidos se constituyeron en la única forma de intermediación entre los electores y las autoridades. No obstante a la revolución de las tecnologías y la explosión de la Internet hasta hoy no se conocen de democracias sin partidos. Cuando ellos son débiles o inexistentes la democracia siempre es precaria.

Una verdad incuestionable es que la democracia en el Perú es frágil y suele colocarse al borde de los abismos, precisamente, porque los partidos casi son inexistentes. Las reformas que intentan bloquear los congresistas ayudarían considerablemente a reformar ese estado de cosas.

No obstante semejantes iniciativas no son suficientes. Necesitamos que todo el Perú, todo el sistema político, se movilice alrededor de los grandes lineamientos de reforma. Por ejemplo, ¿crear distritos electorales más pequeños fortalecería los partidos? La experiencia de las democracias longevas nos indica que sí. Eliminar el voto obligatorio, ¿permitiría el surgimiento de un elector comprometido, consciente de los programas, y alejado de los cantos de sirena del populismo? La experiencia también nos dice que sí. ¿Crear una segunda cámara revisora, el viejo Senado, vigorizaría la institucionalidad? La historia de los grandes democracias nos señala que sí. Existen otras propuestas que deberían ser consideradas, por ejemplo, la idea de elegir el Congreso en segunda vuelta para cortar las tendencias a la fragmentación de la representación.

Más allá de que el cronograma electoral hacia el 2016 ya empieza a correr, nunca es tarde para desarrollar ideas e iniciar los grandes debates para reformar de manera integral del sistema electoral. Fortalecer a los nuevos príncipes es garantizar la continuidad de la libertad.