El radicalismo magisterial se quiebra

Conare-SUTEP califica de traidor a Pedro Castillo

La unidad de la facción del radicalismo magisterial que organizó la pasada huelga de más de cincuenta días se ha quebrado sin posibilidades de reconciliación. El denominado Comité Nacional de Lucha se ha partido en dos bandos irreconciliables: por un lado está el Conare- SUTEP, organización filosenderista con Robert Huaynalaya y César Tito a la cabeza; y por el otro el ahora aliado de Gregorio Santos, Pedro Castillo. ¿Por qué la ruptura?

Para entender las causas y las consecuencias de esta ruptura debemos recordar un detalle. Durante la huelga pasada se conformó un Comité Nacional de Lucha integrado por 25 representantes, uno por cada una de las regiones. Estos representantes eligieron a Pedro Castillo como el portavoz del Comité, y le encargaron seguir las negociaciones con los funcionarios del Ministerio de Educación (Minedu). Varios de los dirigentes del Conare fueron elegidos como representantes de las regiones. De los 25 representantes elegidos en el Comité Nacional de Lucha, menos de la mitad integran el Conare. Puno, Moquegua, Apurímac, Lima, Arequipa, Tacna, Ayacucho, Madre de Dios e Ica, entre otras, eran las regiones cuyos dirigentes pertenecían al Conare y simpatizaban con el Movadef; como en el caso de César Tito Quispe en Puno, o de Edgar Tello en Lima. El Conare-SUTEP tenía peso en el Comité Nacional de Lucha.

Sin embargo, dos hechos marcaron la ruptura de este Comité Nacional de Lucha. El primero de ellos fue que el día 2 de setiembre Pedro Castillo anunciara la suspensión de la huelga. Como se recordará, Castillo se negó a firmar un acuerdo con funcionarios del Ministerio de Educación. Este acuerdo contenía nueve puntos, de los cuales Castillo y el Minedu lograron ponerse de acuerdo en ocho; no obstante, el punto nueve (la estabilidad laboral absoluta) fue insuperable. De allí que Castillo decidiera continuar la huelga a pesar del rechazo de los padres de familia y de la sociedad peruana, que veían cómo los maestros se oponían a la reforma meritocrática de la educación.

La estrategia de Castillo cayó en saco roto. El apoyo público a los maestros descendió y tuvieron que retroceder suspendiendo la huelga. Castillo, respaldado por una mayoría de dirigentes del Comité Nacional de Lucha, levantó la medida de fuerza. Esta decisión representó un acto de traición para el Conare-SUTEP. En la votación para levantar o no la huelga, Puno, Apurímac, Junín, Lima provincias, Moquegua (regiones donde el Conare tiene una importante presencia) insistieron en radicalizar la protesta. El reaparecido Robert Huaynalaya, dirigente de Junín y uno de las piezas más importantes del sindicato magisterial, dijo que Pedro Castillo los había traicionado.

El otro hecho que originó la ruptura ha sido la reciente alianza de Pedro Castillo con Gregorio Santos. Ambos —Castillo y Santos— preparan un putsh para convertir al Comité Nacional de Lucha es un nuevo sindicato que pelee el CEN-SUTEP, hoy en manos de Patria Roja. Dirigentes del Conare-SUTEP han tomado esto como una amenaza a sus objetivos. El Conare-SUTEP tiene una estrategia propia para arrebatarle la hegemonía a Patria Roja en las organizaciones de los maestros.

Estos dos hechos desencadenaron la ruptura. Pedro Castillo viajó a Huancayo y Huacho. Luego irá al sur andino para organizar la convención nacional para fundar ese nuevo sindicato y, de paso, conseguir aliados. Este es un nuevo capítulo al interior del radicalismo magisterial.