El populismo contra las farmacias privadas

No nos cansaremos de repetirlo: la megarrecesión que ya ha destruido cerca de siete millones de empleos y que arrojará a cerca del 30% de la población debajo de la línea de la pobreza es un fermento para la demagogia y el populismo. Una de las características de los políticos latinoamericanos es la tendencia al aplauso fácil de la semana, ¿por qué los políticos peruanos serían la excepción? 

Durante la pandemia, desde el Ejecutivo se hizo un amague de estatizar a las clínicas, pese a que este sector solo atiende al 5% de la población, mientras que desde el Congreso proliferan todo tipo de iniciativas para controlar precios y regular mercados en medicina, educación y bancos. Los políticos populistas no solo buscan el aplauso del día, sino que también pretenden señalar que todos los problemas de los servicios provienen del sector privado, y no de los yerros e ineficiencias del Estado. Un Estado que, hasta antes de la pandemia, solía gastar US$ 65,000 millones –es decir, un tercio del PBI– en ministerios, dependencias, organismos regionales y empresas públicas sin utilidad social.

Una de las puntas de lanzas del populismo en tiempos de pandemia fue pretender culpar a las farmacias privadas de la escasez de medicamentos genéricos y supuestos precios altos en medicinas. Sin embargo, este tipo de acusaciones se caen como castillos de naipes apenas se conoce la verdad sobre la oferta de medicinas en el Perú. Considerando las farmacias del Ministerio de Salud (Minsa) y de Essalud, el Estado tiene el control del 80% de la oferta de medicamentos, en tanto que el sector privado solo atiende al 20%. ¿Cómo entonces se puede culpar a las farmacias privadas de la carencia de genéricos antivirales contra el Covid?

Es incuestionable que el Estado y el Ejecutivo, pues, tenían la principal responsabilidad en el desabastecimiento de genéricos que, felizmente, ya se ha comenzado a superar en las últimas semanas. El ataque contra el sector privado se basaba en una leyenda organizada alrededor de los precios. En la medida que, al inicio de la pandemia, las farmacias privadas agotaron en un mes el stock de genéricos programados para cuatro meses, solo quedaron las medicinas de marca. Y es evidente que estas tenían que costar cuatro o cinco veces más que los genéricos.

Sin embargo, se desató una campaña frívola e irresponsable con el objeto de ocultar la responsabilidad del Estado en el desabastecimiento de los genéricos. Y la campaña continúa contra el sector privado, aunque todos saben que este sector es relativamente pequeño, porque atiende a solo el 20% de la oferta de medicinas.

Pese a atender solo una quinta parte de la demanda en medicinas, el sector de farmacias privadas en el Perú es altamente competitivo y ofrece precios bajos, en comparación de otros países y al margen de los casos aislados que se pueden presentar. Por ejemplo, de acuerdo a un estudio realizado por Ipsos, los precios de las medicinas en el Perú son 37% más bajos que el promedio de América Latina. Por ejemplo, en medicamentos innovadores es 39% más bajo con respecto al promedio regional, 17% con respecto a los genéricos y 70% en genéricos puros y comunes.

Para todos queda claro, entonces, que si en el Perú escasean los genéricos y algunos precios pueden estar por encima de los promedios regionales es porque falta más sector privado y existe demasiada oferta estatal. El Estado y algunos políticos han demostrado una frivolidad e indolencia que estremece, porque sabiendo en dónde está la responsabilidad en el desabastecimiento de los genéricos levantan humo para evitar que los ciudadanos le exijan al Estado cumplir con sus responsabilidades.