El Perú unido contra el coronavirus

Un sector de la sociedad pretende minimizar la real amenaza que representa el coronavirus, o virus Codiv-19, argumentando que “se está creando un pánico excesivo” frente a una sencilla gripe que, así como vino, pasará. A nuestro entender este tipo de mensajes solo desinforman y pretenden ocultar, por ejemplo, que las bolsas mundiales se desploman por miedo a una pandemia, que se ha desatado una guerra del petróleo catalizada por el virus Covid-19, que Italia –un país de la Unión Europea– ha cerrado todas sus fronteras y ha suspendido todas sus actividades por 15 días, que en todo el mundo se suspenden los espectáculos masivos, que la famosa liga española ahora se juega sin público y otras medidas de emergencia mundiales, que revelan la enorme preocupación desatada en el planeta.

No se trata de un ensayo de pánico mundial o de una alarma innecesaria, como sostienen algunos con ligereza. Es verdad que el Covid -19 no es un virus letal para los infantes y las personas menores de 45 años, pero está comprobado que es un asesino implacable con las personas de la tercera edad o aquellos ciudadanos con problemas de salud crónicos. La pandemia del coronavirus, entonces, podría arrasar a sectores importantes de población mayor y, de alguna manera, se estaría produciendo una especie de limpieza eugenésica. Es evidente que nadie quiere que algo parecido suceda.

Por todas estas consideraciones el Codiv-19 debe ser tomado en serio, y el Perú debe unirse para evitar que los nueve casos registrados se conviertan en pandemia. El sistema de salud público (Minsa, Essalud, Sanidad de la Policía) debe convocar al sector privado alrededor de un solo objetivo nacional: evitar la pandemia, evitar que explosionen los casos de contagio. Para alcanzar semejante objetivo el Estado debería lanzar una campaña informativa sobre los cuidados a tener para evitar el contagio (desde el aislamiento de los infectados hasta el lavado de manos y el uso de mascarillas), pero sobre todo proponer políticas públicas en los sectores de salud, de educación y de transporte (puertos y aeropuertos).

Por ejemplo, ¿qué sucede si se detecta un caso en un colegio? ¿Se deben suspender las clases en ese centro educativo? ¿Cuál es la orientación del sector Educación? En el caso del colegio Newton, por ejemplo, son los propios padres de familia quienes tomaron la decisión de suspender las clases por 15 días. ¿Se han dispuesto algunas medidas en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez? ¿O no? ¿Los partidos de fútbol de la liga nacional deben jugarse con 50,000 espectadores? Si el mundo toma este tipo de medidas, ¿acaso los peruanos somos inmunes?

El gran problema para enfrentar una explosión de infecciones del Codiv-19 son las unidades de cuidados intensivos. En Wuhan (China), lugar donde se desató la pandemia, se llegaron a detectar 80,000 casos. Las estadísticas demostraron que de cada mil infectados solo 50 presentaban síntomas graves y necesitaban de unidades de cuidados intensivos para salvar la vida. Era evidente que las unidades de cuidados intensivos no eran suficientes y, entonces, el Estado chino se lanzó a construir dos hospitales, con mil camas para ese fin, cada uno en solo diez días. En ese contexto, por cada mil infectados, la mortalidad descendió apenas a menos del 3%. Esas medidas y decisiones las puede asumir el Estado chino, el peruano de ninguna manera.

El Ejecutivo entonces debería estar focalizado en discutir y aprobar medidas sencillas para poner al país en guardia contra la posibilidad de una multiplicación de las infecciones. Nadie quiere el fracaso de la administración Vizcarra ante la amenaza del Codiv-19, porque se convertiría en una tragedia para los ancianos, sobre todo los más pobres. Hay momentos en que todos los peruanos debemos deponer diferencias y permanecer unidos, y este es uno de ellos.