¡El Perú de pie ante sus comandos!

Se niega a los héroes y se construyen falsas heroínas

El 22 de abril pasado se conmemoró el 19 aniversario de una de las operaciones militares a favor de la vida más impecables de toda la historia moderna. En 1997 cerca de 140 comandos peruanos ingresaron a la residencia del embajador del Japón para rescatar a 72 rehenes que el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) mantenía cautivos por 126 días, con objeto de negociar la libertad de parte de la dirigencia terrorista que había ensangrentado al Perú. En la operación Chavín de Huántar murieron un rehén, dos militares y los catorce terroristas que mantenían secuestrados a políticos, intelectuales y diplomáticos nacionales e internacionales.

La Operación de Chavín de Huántar fue tan impecable en la defensa de la vida de los secuestrados (solo murió uno), y tan precisa y eficaz en el terreno militar que solo puede ser comparada con la acción del ejército israelí en Entebbe (Uganda), donde se liberaron a decenas de rehenes de ese país. Hoy, en todas las escuelas militares y de comandos del planeta se estudian Chavín de Huántar y Entebbe como los dos ejemplos modernos de operaciones militares en defensa de la vida. Y el asunto es crucial: la historia moderna está llena de acciones militares para capturar o eliminar a cabecillas terroristas, pero existen pocas experiencias en las que se ha defendido la vida como en Chavín de Huántar y Entebbe.

Sin embargo en el Perú a nuestros comandos se les niega el reconocimiento histórico por las estrategias judiciales de un sector de la izquierda que, en su afán de desarrollar sus propios relatos en contra del fujimorato, no dudó en enlodar nacional e internacionalmente la trayectoria de verdaderos héroes vivientes a los cuales el Perú sigue debiendo en demasía. El vía crucis judicial que atravesaron los comandos, a nuestro entender, representa una vergüenza nacional, sobre todo ahora que contemplamos cómo otro sector de la izquierda inventa a “la heroína Máxima Acuña de Chaupe” sobre la base de farsas y manipulaciones que no resisten el menor análisis. Como se aprecia, algunos sectores de izquierda no solo pueden enlodar la memoria de los comandos, sino también inventar falsos héroes.

Negar el lugar que les corresponde en la historia del país a los comandos Chavín de Huántar es absolutamente coherente con la intención de la izquierda de construir un relato único sobre la guerra que libramos todos los peruanos contra la insania del terrorismo. Si en el triunfo sobre el terror no hubo una gesta épica de los campesinos de los Andes, entonces, ¿cómo puede haber una operación militar ejemplar, impecable, en la defensa de la vida de los rehenes? Si el estado en los noventas, en cuanto a lucha contra el terror, solo es sinónimo de las violaciones de DD.HH. en Barrios Altos y la Cantuta, entonces, ¿cómo puede existir una de las mejores operaciones militares en defensa de la vida de la historia moderna?

En un país sin héroes pretender bastardear el contenido de una de las pocas gestas que unificó a los peruanos —la lucha contra el terror— es negarle al Perú uno de sus primeros actos como nación. Ni la guerra de la Independencia, ni la guerra del Pacífico, ni la guerra con el Ecuador, tuvieron el contenido nacional de la gesta épica en contra del terrorismo senderista y emerretista. Ricos y pobres, barrios mesocráticos como Miraflores y las comunidades colgadas en los Andes, padecieron el genocidio terrorista.

Y entre los símbolos nacionales que la nueva peruanidad deberá recordar para la posteridad está la insurgencia campesina en los Andes, que molió la guerra senderista, y la proeza militar mundial que representa la Operación Chavín de Huántar. ¡El Perú de pie ante sus comandos!