El oxígeno viene del sector privado

La donación al Estado de 20,000 litros de oxígeno líquido semanales de parte de la empresa Southern Perú reveló, en dimensiones dramáticas, la indolencia y la indiferencia del Gabinete Zevallos y de los burócratas, quienes demoraron el acto de solidaridad por cerca de dos meses. Durante ese lapso, en el que las entidades burocráticas se peloteaban la autorización de la donación, decenas de peruanos fallecieron rogando por oxígeno. 

Al margen de las diferencias y las críticas, el Gabinete Cateriano autorizó en horas la donación de la empresa minera, y se consiguió oxígeno para llenar 17,000 balones gigantes cada semana. Gran logro en medio de la trágica escasez. Asimismo, la nueva relación del Gabinete con el sector privado empieza a multiplicar la filantropía y la solidaridad que desarrollan las empresas y la sociedad. 

Por ejemplo, la cadena de farmacias Inkafarma acaba de donar al Hospital Cayetano Heredia dos plantas generadoras de oxígeno ,para 40 camas de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), y equipo médico que potenciará las posibilidades del mencionado nosocomio de luchar contra la pandemia. Con este equipamiento se podrá atender a 2,500 pacientes y se equipará con equipos de protección especial a 1,800 personas del sistema de salud. La mencionada donación suma más de S/ 1. 5 millones.

Si consideramos que la minera Buenaventura también donó una planta de oxígeno a los hospitales de Loreto, en el peor momento de la pandemia en esa región, y si sumamos todas las movilizaciones empresariales para comprar respiradores, camas UCI, equipos de protección especial, y kits de detección del Covid, entonces no es exagerado sostener que estamos ante las expresiones más grandes de solidaridad y filantropía empresarial de nuestra historia, en medio del fracaso general del Estado en la contención de la pandemia.

En este portal lo hemos sostenido hasta la saciedad: la solidaridad y la filantropía existen cuando en una sociedad hay sectores que tienen excedentes de riqueza. Es decir, cuando en una sociedad hay empresarios, ricos y clases medias, que pueden donar parte de su riqueza en medio de una tragedia. En las sociedades llamadas igualitarias, generalmente, la única entidad que puede desarrollar solidaridad es el Estado. ¿Por qué? Porque en las sociedades igualitarias, usualmente, todos son pobres y poco a poco la dependencia del Estado se incrementa. Y cuando todos se empobrecen finalmente el propio Estado se empobrece, tal como ha sucedido en Venezuela, en donde la gente se arrancha el papel higiénico y no encuentra el sustento básico para alimentarse.

El Gabinete Zevallos, en la práctica, bloqueó la movilización privada a favor de los enfermos por la pandemia. Hoy que las cosas han cambiado, se debe promover la competencia en el sector privado para ver cuáles son las empresas que desarrollan más solidaridad, sobre todo en cuanto a la generación de oxígeno. Es lo que suelen hacer los estados con relativa salud. Por ejemplo, cuando empezó la pandemia en Estados Unidos hubo un grave déficit de equipos de ventilación mecánica. El Gobierno estadounidense convocó a las principales industrias para producir estos equipos. Hoy el gran país del norte exporta y dona respiradores.

Todas estas informaciones siguen confirmando que, ante el fracaso general del Estado en la contención de la pandemia –una situación que agrava la recesión–, el sector privado se ha convertido en la columna que sostiene la peruanidad. A pesar de la gran destrucción del tejido empresarial, los peruanos podemos seguir siendo optimistas por la fortaleza y resiliencia del sector privado.