El fujimorismo, las “cabeceras de cuencas” y la minería

Keiko Fujimori asume el relato izquierdista contra la minería

Keiko Fujimori ha declarado que en un posible gobierno del fujimorismo no se permitirá la minería en las zonas altoandinas y en las “cabeceras de cuencas”. La candidata agregó además que en “Cajamarca y en todas las zonas altoandinas del país voy a priorizar el agua para el consumo humano, para la agricultura y para todas las actividades relacionadas al hombre” y que "nosotros aspiramos a que haya una sana convivencia entre la minería y la agricultura”. Sorprenden las declaraciones de la candidata Fujimori porque todo indica que se ha comprado la narrativa construida por el radicalismo antiminero en contra de la minería moderna en nuestro país.

Para liquidar a la minería moderna, la izquierda radical antiminera ha construido un mito: es imposible ejecutar proyectos mineros en las “cabeceras de cuencas” de los ríos. No importa si el proyecto minero cumple con todas las licencias, permisos o estándares medioambientales exigidos por las leyes del Estado como en el caso de los proyectos mineros Conga o Galeno, por ejemplo. No obstante, debemos aclarar que no hay ningún sustento técnico serio con validez científica que determine que es imposible ejecutar proyectos mineros en las “cabeceras de cuencas”.

El radicalismo antiminero argumenta que los ríos nacen o se alimentan de las “cabeceras de cuencas”. Sin embargo, semejante afirmación es un contrasentido, ya que los ríos se alimentan o nacen por las lluvias y las nubes, a través de lo que se denomina el “ciclo del agua”. Pero, además, hay un detalle muy importante: hasta el momento el concepto de “cabecera de cuenca” no tiene definición propia. La ley de Recursos Hídricos 29338, promulgada el 23 de marzo del 2009, no define con exactitud y claridad lo que es una “cabecera de cuenca”.

En el 2011, en Cajamarca, el radicalismo antiminero liderado desde el gobierno regional por Gregorio Santos publicó una Ordenanza Regional (036-2011), basada en el artículo 75 de la mencionada ley para declarar intangible las cabeceras de cuencas que están por encima de los 3,500 m.s.n.m. y, por lo tanto, convertía en inviable el proyecto Conga. Sin embargo, dicha ordenanza carece de todo valor porque la única que puede declarar intangible una zona es la Autoridad Nacional del Agua (ANA), y solo lo puede hacer si en la zona “no se otorga ningún derecho para uso, disposición o vertimiento de agua”. Pero resulta que en las “cabeceras de cuencas” ubicadas a 3,500 m.s.n.m. en Cajamarca existen actualmente actividades de ganadería y agricultura donde hay “derechos de uso, disposición o vertimientos de agua”.

No existe ningún sustento técnico que avale las falsedades de la izquierda antiminera, como tampoco hay sustentos técnicos que indiquen que es imposible que convivan la minería moderna y la agricultura. En el caso del proyecto Conga, somos testigos del “milagro del agua” que se ha producido con la construcción de reservorios para las comunidades campesinas.

Las declaraciones de Keiko Fujimori demuestran cómo la izquierda ha venido ganando el debate ideológico, político y cultural del país e imponiendo los criterios de “sentidos común” alrededor de temas vitales para el desarrollo. Hasta los candidatos promercado asumen esas historias sobre el desarrollo. El asunto de las cabeceras de cuenca demuestra la manera cómo se organizan estos relatos, cómo se aprueban normas imprecisas y cómo en las marañas legales empiezan a parecer verdaderas paredes en contra de la inversión en recursos naturales, vitales para seguir creciendo a tasas altas y reduciendo la pobreza.