¡El derrumbe del estado de bienestar!

Interesante debate sobre el modelo de desarrollo

Si bien Alfredo Barnechea, candidato presidencial de Acción Popular, tiene problemas para conectar con el elector, sobre todo, por su estilo profesoral, propone temas interesantes en una árida campaña electoral. Nos acaba de plantear enrumbar al país hacia una sociedad (¿estado?) de bienestar y una revolución de las clases medias. Por su lado, el ministro de Educación, Jaime Saavedra,  en cuanto a relación gasto público/PBI, plantea seguir el camino del Reino Unido (45% de gasto del PBI), Suecia (50% PBI) y Francia (56% PBI). Sin embargo una simple pregunta: el camino del gasto público y del estado de bienestar no se ha desplomado en Europa y es un sistema que ha comenzado a retroceder en avances sociales. ¿Se propone reeditar una experiencia que empieza a ser reformada, desarmada por los propios europeos? Se requieren precisiones.

Las sociedades europeas del bienestar tienen la industrialización más antigua del planeta. Pero el tamaño del gasto estatal amenaza devorarlo todo. La razón: el desarrollo reduce la natalidad y alarga la longevidad. Muchos jubilados y cada vez menos trabajadores activos. Semejante situación ha acrecentado la deuda pública de los estados que puede representar hasta el 200% del PBI.

Ante esta situación, Suecia, el paradigma del estado de bienestar, ha comenzado a desmontar aceleradamente el modelo. Con un déficit público de 11% del PBI (igual que el de España), ha reducido en 10% la empleocracia, ha lanzado una agresiva privatización de empresas públicas, se ha rebajado en un 30% los salarios a través de la devaluación de la corona sueca y se hoy se fomenta la competencia abierta en los sectores de educación y de salud mediante la multiplicación de  proveedores de servicios (privados, cooperativas y otros). En otras palabras, el estado de bienestar está de regreso y Barnechea y Saavedra le proponen al Perú reeditar el fracaso europeo.

Como lo bien lo señala nuestro columnista Walter Puelles existe otro camino al desarrollo que, no obstante la desaceleración mundial, sigue permitiendo crecer a tasa altas y reducir pobreza significativamente. La relación gasto público/PBI es significativamente menor en el Asia que en otras regiones del mundo. Por ejemplo, en Corea del Sur el gasto estatal representa 19% del PBI, en Taiwán 18%, en Singapur 18%, en Tailandia 22%, en India 26% y  en China 30%.

En el Perú el gasto público representa alrededor del 19% del PBI, muy parecido a los montos de los antes llamados tigres del Asia. Pero semejante inversión no tiene la eficacia asiática.  La explicación: en el Perú, como en la mayoría de países de América Latina, la inversión estatal se produce al margen de una reforma estatal, de un nuevo estado y los resultados son devastadores: no se han consolidado las instituciones, no se ha resuelto los alarmantes déficits de infraestructura, no se ha desarrollado una reforma real de la educación ni del sistema de salud.

Si se yerra en el diagnóstico, el gasto público en el país puede aparecer ínfimo y podemos fugar hacia adelante soñando con la experiencia europea que fracasa. Con gastos estatales que sobrepasan el 45% del PBI no es de extrañar los sufrimientos de Europa para superar la bancarrota. Con gastos por debajo del 35% del PBI no es sorprendente que Estados Unidos empiece a sortear la crisis con cierta rapidez. Con gastos en promedio menores al 25% del PBI nadie debería abismarse ante el hecho de que hoy Asia consiga las tasas más altas de crecimiento en medio de la desaceleración mundial. Ni siquiera mencionar el pasado modelo soviético, pero, considerando todos estos hechos preguntamos, ¿cuál es el modelo a seguir? ¿Alguien duda de la respuesta?