El académico y la pasión ideológica

¿Es cierto que Southern debería cerrar Tía María por sus sobrecostos?

El profesor Jürgen Schuldt de la Universidad del Pacífico ha decidido despojarse de sus grados académicos y escribir artículos contra el proyecto Tía María en los que asume el criterio de facción, del apasionado ideológico. Sin embargo, el hecho de trenzarse en contra del mencionado proyecto no evita que Schuldt eche mano de sus virtudes académicas y de cifras que, paradójicamente, demuestran cosas contrarias a lo que se pretende sostener.

En el artículo Tía María y el efecto Concorde en El Comercio, Schuldt se pregunta porqué Southern Perú insiste en Tía María no obstante las evidentes pérdidas que se acumulan. Con inclinación académica, el profesor recurre a las cifras. Recuerda que, en el 2007, Southern anunció que  invertiría apenas US$ 950 millones en el proyecto; que entre 2008 y el 2009 la compañía gastó US$ 200 millones, pero el proyecto se suspendió por  las observaciones al primer Estudio de Impacto Ambiental (EIA); y que ahora el proyecto alcanzaría los US$ 1,400 millones.

El académico nos sigue informando que para tratar de salvar los US$ 348 millones invertidos, “la empresa viene otorgando concesiones (fideicomiso, represa, desalinizadora), inflando aún más el presupuesto”. En la medida que las protestas continuarán en el sur y el precio del cobre no cubrirá los sobrecostos, Schuldt le aconseja a Southern que cancele el proyecto.

Quizá sin ser demasiado consciente, Schuldt, de un solo plumazo, ha barrido con el famoso relato de la izquierda del llamado “fin del superciclo de los commodities”. La única explicación para que la empresa persista, no obstante los sobrecostos y los problemas políticos y sociales, es la absoluta rentabilidad del proyecto.

Las teorías que Schuldt menciona alrededor de “los costos hundidos” y el  “efecto Concorde” aquí  no valen, porque a pesar de los evidentes sobrecostos, Tía María continúa siendo rentable y competitiva. Algunos datos que ilustran nuestra afirmación: El precio de la libra de cobre en el 2002 estaba en US$ 0.60  centavos. Ahora está en US$ 2.58, es decir, cuatro veces más. Y el costo para producir cada libra es de US$ 1.5.

¿De qué “fin del superciclo de los commodities” habla la izquierda? El profesor Schuldt, apasionado y cegado por la ideología, ha noqueado a la teoría izquierdista acerca de que ya no podemos crecer a tasas altas por “el desplome de los precios de los minerales”.

Pero la pasión  ideológica no solo aflora en ese artículo. En uno anterior, ¿Desalinización es solución?, el académico lanza una audacia que nada tiene que ver con los claustros. Señala que la desalinización de agua de mar por ósmosis inversa del proyecto Tía María “afectaría la vida submarina” porque los restos del agua desalinizada que se arrojarían al mar “afectaría la riqueza hidrobiológica y la fauna marina”.

El argumento es absolutamente falaz. Las aguas y los restos que se devuelven al mar luego del proceso de desalinización deben estar dentro de los límites permisibles establecidos por la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y el propio Estudio de Impacto Ambiental de Tía María. En caso de sobrepasar esos límites, tienen que tratarse antes de ser vertidas en el mar.

Pero eso no es todo. Alrededor de 300 millones de personas en el planeta beben agua tratada en plantas desalinizadoras, más de 150 países tienen este tipo de complejos desalinizadores, entre ellos Estados Unidos, los miembros de la Unión Europea y los estados del Medio Oriente. ¿Por qué entonces se lanzan argumentos como arrojar papeles al viento? El profesor Schuldt tiene una enorme responsabilidad por su predicamento en diversas generaciones de economistas del país. ¿Tanto nos puede cegar la pasión ideológica?