Ejecutivo con luz verde para legislar

Llegó la hora de gobernar a todo vapor    

Finalmente el Congreso aprobó delegar facultades legislativas al Poder Ejecutivo por noventa días en reactivación económica y formalización, seguridad ciudadana, lucha contra la corrupción, agua y saneamiento, y reorganización de Petroperú. Las predicciones apocalípticas del antifujimorismo fundamentalista, una vez más, se confirmaron como enormes yerros. La reorganización de la Unidad de Inteligencia Financiera y la reforma tributaria (incluida la rebaja de un punto del IGV) fueron los asuntos que más polvo levantaron, sin embargo el Gobierno se lleva las correspondientes autorizaciones para legislar.

Vale entonces preguntarse sobre el porqué de la grita mediática antifujimorista acusando a la mayoría de un supuesto obstruccionismo. Si el Gabinete Zavala consiguió el voto de investidura casi por unanimidad, si procedió la delegación en la mayoría de los temas planteados por el Ejecutivo, ¿cómo algunos siguen hablando de obstruccionismo legislativo? Es evidente que ciertos sectores todavía no procesan los resultados de la elección nacional y no pueden entender la dialéctica entre Ejecutivo y Legislativo que se vislumbra para los próximos cinco años.

Ha quedado establecido que la mayoría legislativa apoyará plenamente la gobernabilidad, pero restableciendo todas las prerrogativas que la Carta Política otorga a la función legislativa. En este contexto, el hecho de derivar el proyecto de solicitud de delegación de facultades a diez comisiones legislativas —antes que obstruir— permitió que se establezca una relación constructiva entre ministros y congresistas como pocas veces se ha visto en la historia del Perú. Quizá los observadores internacionales más acuciosos señalarán el ejercicio institucional de la democracia peruana como un ejemplo para la región: un Ejecutivo sin mayoría parlamentaria que dialoga con los congresistas siguiendo las mejores tradiciones del parlamentarismo. En otras palabras, cosas parecidas solo suceden en el Parlamento del Reino Unido cuando el Gabinete no las tiene todas consigo en el Legislativo.

Es necesario añadir que mayoría legislativa también desarrolló sus propios criterios en la delegación. Por ejemplo, la Unidad de Inteligencia Financiera solo podrá solicitar levantar el secreto bancario a un juez ordinario y competente (sin magistrado ad hoc) y, de una u otra manera, se ha limitado el poder del Ejecutivo en esa urgente reforma. ¿No es acaso lo aconsejable en una sociedad abierta? ¿No es el deber de la mayoría legislativa apostar por este tipo de soluciones? En cuanto a la reforma tributaria, la oposición legislativa manifestó su desacuerdo con la iniciativa, pero enseguida señaló que la administración PPK tiene el derecho a implementar su promesa electoral. Si la recaudación cae y el déficit fiscal se agranda, entonces, solo existirá un responsable.

El humor antifujimorista solo tiene racionalidad desde los objetivos del Frente Amplio y las fuerzas contrarias al modelo económico y social. De allí que la izquierda parlamentaria no apoye el dictamen de la mayoría legislativa y vote en contra. Al pretender crear una polaridad artificial, inexistente, solo buscan dinamitar la convergencia entre el Ejecutivo y el Legislativo, una de las claves para el éxito de la administración PPK.

Pero quizá lo más grave resida en el intento de algunos sectores pepekausistas de contemporizar con esta polarización artificial. Algunos han llegado a creer que son inmunes al fracaso por el abrumador apoyo mediático que, más o menos, señala que el éxito o el fracaso del Gobierno depende de la delegación de facultades. Algo que no es verdad. Restablecer las relaciones del Estado con los potenciales conflictos sociales que podrían ensangrentar al país por la acción del radicalismo no tiene nada que ver con el Congreso. A dos meses en el poder, se acabó el recreo y es hora de gobernar.