Ecologismo radical apunta a la pesca

Siguiendo su estrategia de paralizar explotación de recursos naturales

Desde el ecologismo radical se escuchan algunas voces alarmistas que “anuncian” la desaparición “inminente” de los cardúmenes de anchoveta de nuestro mar por efecto de una supuesta sobrepesca industrial. ¿A alguien le sorprende que el ecologismo radical pretenda paralizar una de nuestras principales industrias extractivas de recursos naturales?

Si las empresas del sector pesquero industrial anchovetero han invertido alrededor de US$7,000 millones de dólares en 124 plantas industriales de procesamiento de harina y aceite de pescado, y en 1,083 barcos pesqueros industriales, ¿cómo podrían estar interesadas en depredar el recurso natural que mueve sus buques y sus industrias, es decir su único medio de subsistencia? Semejante razonamiento no soporta el menor análisis. Sería algo tan absurdo como matar a la gallina de los huevos de oro.

Además, en nuestro país la pesca está sujeta a un marco regulatorio preciso y a un sistema de fiscalización estricto. El primero define cuánto y dónde se debe pescar en cada temporada. Y el segundo supervisa que se cumplan las regulaciones, para lo cual los buques están obligados a navegar con Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) que permiten ver el lugar exacto donde están operando.

Pero el ecologismo radical suele lanzar sus campañas con argumentos pseudo científicos, cuando no con simples mentiras. En este caso su estrategia consiste en poner en entredicho los estudios del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), encargado de medir la evolución de la biomasa marina para asegurar su reproducción. Los científicos del Imarpe tienen un gran prestigio mundial por el buen manejo de la pesquería.

La presidenta de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), Elena Conterno, acaba de recordar que, a comienzos del 2013, los ambientalistas extremos dijeron que al final de la temporada de pesca 2012 la biomasa de anchoveta “se había reducido a la mitad”. Sin embargo, un mes después, el Imarpe reportó una biomasa de 12 millones de toneladas métricas, ¡la más alta del decenio!

Lo cierto es que todos los estudios demuestran que la sostenibilidad de los recursos pesqueros está asegurada solo cuando la población de la especie y las capturas se estabilizan en un punto que permite que los peces mantengan una efectiva capacidad de reproducción. Y esto se logra con un adecuado manejo de la pesquería.

En el último informe de Imarpe se aprecia que al final de la segunda  temporada de pesca 2015 -que tiene una cuota de 1,11 millones de TM- se espera que se habrá asegurado la supervivencia de al menos 5 millones de TM de biomasa desovante que se reproducirá en febrero del 2016. Esta proyección es además conservadora por la presencia de El Niño, de lo contrario sería de unas 10 millones de TM.

Queda claro que el Perú tiene asegurada la permanencia de su biomasa marina sobre la base de dos pilares: una institucionalidad pública eficiente y de prestigio mundial, el Imarpe; y un sector pesquero ambientalmente responsable y comprometido con la protección del recurso natural que le permite subsistir.

Ya sabemos además que la “defensa del ambiente” es una coartada conocida del ecologismo extremo, a la que éste recurre para alcanzar su verdadero objetivo político: parar la explotación de recursos naturales para desestabilizar el modelo económico que reduce pobreza, y restaurar el viejo estatismo que hundió al Perú en la miseria.