Una de las estrategias del marxismo fundacional y de los neoco...
Los sectores progresistas y neocomunistas que pretendieron ensayar un ataque brutal y directo en contra de la imagen de la Virgen María desde la Universidad Católica deben estar más que sorprendidos frente a la reacción de la abrumadora mayoría de la sociedad, que amenazaba en convertirse en una poderosa ola, si es que el Ministerio de Cultura y la Pontificia Universidad Católica no retrocedían apurados en el aval a este brutal acto contra la fe religiosa de las mayorías.
Y la sorpresa del progresismo neocomunista debe ser superlativa, sobre todo considerando que la Conferencia Episcopal Peruana y el propio Cardenal Carlos Castillo, obispo de Lima y canciller de la PUCP, se pronunciaron abiertamente en contra de la obra que blasfemaba de la Virgen María. Si bien las evaluaciones señalaban que la llamada Teología de la Liberación y las corrientes marxistas habían copado la jerarquía eclesial peruana, ha quedado en evidencia que cualquier estrategia marxista de control de la Iglesia Católica –tal como lo recomendaba Gramsci en La formación de los intelectuales– ha demostrado sus límites. El papel de la fe y la revelación estudiados por la escolástica, presentes en el cristianismo, sigue siendo muy poderoso en el catolicismo.
Quizá los progresistas irreverentes que perpetraron este ataque a la cristiandad consideraron el fallido intento de la Consagración del Perú al Sagrado Corazón de Jesús en los años veinte del siglo pasado durante el gobierno de Leguía. En ese entonces, los universitarios limeños marcharon en contra, hubo cinco muertos, Víctor Raúl Haya de la Torre consolidó su liderazgo y el Ejecutivo retrocedió en la consagración del país.
Sin embargo, los progresistas neocomunistas se equivocaron en algo fundamental: en ese entonces Lima y las ciudades de la costa se organizaban, principalmente, sobre mesocracias de origen europeo. El mundo andino seguía replegado y excluido en los Andes. En la segunda mitad del siglo XX, y luego del velascato, las poblaciones andinas migraron masivamente a Lima y las ciudades costeras, convirtiéndolas en las principales ciudades de origen andino del país. Con ese proceso único de migración interna en la región, las ciudades de la costa y Lima se repletaron de la tradición cristiana católica porque el mundo andino es inseparable del catolicismo y del mestizaje, procesos que la sociología y la historiografía progresista pretenden ignorar en un gesto de ignorancia y oscurantismo.
En los Andes están las mayores expresiones de catolicismo cristiano, y en la actualidad, también en Lima y las principales ciudades, sobre todo en los sectores emergentes y populares. El ataque a la Virgen María, pues, iba a desatar reacciones desconocidas en nuestra historia nacional.
Ahora bien, detrás de estos hechos y reacciones, si bien hay legítimas respuestas desde el punto de vista de la teología, a nuestro entender, el tema tiene una enorme connotación filosófica sobre el futuro de la peruanidad y las libertades.
Las corrientes progresistas y neocomunistas, ante la cancelación por la propia PUCP del ataque a la figura de la Virgen María, ahora arguyen la defensa de la libertad de expresión y de las libertades en general. Es la vieja estratagema comunista que, en el siglo XX, se apoderó de la demanda y la lucha por la igualdad y creó el Gulag soviético, causando alrededor de 100 millones de muertes. Ahora que han fracasado en la radicalización de la igualdad, pretenden radicalizar las libertades hasta vaciarlas de contenido. Según el neocomunismo la libertad puede ser absoluta, algo que nunca ha existido ni existirá más allá de la propaganda progresista.
Por ejemplo, se radicaliza el ejercicio de la libertad de la prensa hasta convertir solo al periodista en el garante de esta libertad. Y entonces se dinamita la dialéctica entre propiedad privada y libertad que ha construido la libertad de prensa en Occidente. Si no hubiese propiedad privada de los medios, obviamente toda la propiedad le pertenecería al Estado; es decir, el sistema soviético. ¿Qué sucede? En nombre de la radicalización de la libertad se expropian los medios de comunicación –tal como sucedió en el velascato y sucede en el chavismo– y se conforman periódicos autogestionarios a través de Sinamos.
Los progresistas nos quieren decir que se atenta contra la libertad de prensa si no se les deja ofender las figuras sagradas que respetan el 80% de los peruanos, si no se les da carta libre para difamar y destruir la honra de otros ciudadanos, si no se les deja deconstruir los valores y símbolos patrios y otras barbaridades.
A reflexionar para evitar guerras de consecuencias impredecibles.
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