¿Continuará la polarización?

Sobre la designación de Pedro Cateriano como presidente del Consejo de Ministros.                 

El nombramiento de Pedro Cateriano como Presidente del Consejo de Ministros sorprendió a ángeles y demonios, sobre todo porque la censura del Gabinete de Ana Jara se explicaba por una persistente voluntad de Palacio de polarizar con la oposición y porque se derribaron todos los puentes entre oficialismo y oposición. Los escándalos de la Dirección Nacional de Inteligencia (Dini) solo eran el aderezo de esas guerras desatadas en el espacio público.

Si desde la jefatura del Gabinete, Cateriano continuara con las batallas contra los principales sectores de la oposición, tal como lo hizo desde que se colocó el fajín ministerial, entonces, en Palacio no se habría entendido la naturaleza de la crisis política del país y las sucesivas derrotas del oficialismo: la extrema y absurda confrontación política.

Cuando el Congreso censuró al Gabinete Jara por los escándalos de la DINI envió una clara señal: se necesitaba una manera diferente de gobernar y se demandaba restablecer la comunicación entre el oficialismo y la oposición que debe existir en cualquier democracia. Sin embargo, la presencia de Cateriano podría reflejar la voluntad del jefe de Estado de continuar con el mismo libreto.

Si el régimen persiste en la confrontación quedaría claro el reflejo adolescente de Humala o de la llamada pareja presidencial. Con sangre en el ojo por la reciente censura,  se estaría empujando al sistema político al filo del abismo de una crisis de gobernabilidad. ¿Por qué?  Como las peleas escolares se estaría provocando en el Congreso una respuesta hepática y una negativa al voto de investidura al nuevo Gabinete para crear un amplio espacio de interpretación constitucional y sostener que se han censurado dos gabinetes y viabilizar una posible disolución del Legislativo. Una vez más en esta hipotética batalla el oficialismo volvería a quedar por la pata de los caballos.

Si las cosas van en ese sentido no estaríamos contemplando una conducta democrática. Ningún presidente demócrata puede responder a una censura legislativa de un gabinete con una declaratoria de guerra a ese mismo poder del Estado a menos que quiera gobernar sin el Congreso.

A horas de designado el nuevo Gabinete no se puede precisar si estamos ante un Gabinete de guerra o no, pero es evidente que la decisión de Palacio también pone en apuros a la oposición. En este Portal hemos sostenido que es hora de la prudencia, es hora de dar pasos atrás, en función de la gobernabilidad y la transición democrática del país hacia el 2016. No es fácil negar el voto de investidura a un nuevo Gabinete a menos que se quiera reeditar los mismos errores que se critica en la Casa de Pizarro.  Cuando el Legislativo censuró al Gabinete ejerció la máxima sanción política que, según la Constitución, se puede imponer al Ejecutivo. Quizá es la hora de las concesiones y de ignorar la menor provocación. En todo caso, la madurez que se reclama en Palacio también debe ser demostrada en el Congreso.

En medio de este clima extraño y enrarecido en democracia nos olvidamos de una buena noticia. La ratificación de los ministros reformistas en Educación, Economía y los sectores productivos, nos indica que, no obstante los problemas de gobernabilidad y el desarrollo del calendario electoral, el Perú seguirá apostando por algunas reformas que perduraran más allá del gobierno nacionalista.

03 - Abr - 2015