Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Luego de una semana de despropósitos gubernamentales –entre ellos, el anuncio de la nacionalización del gas y el de la llamada “segunda reforma agraria”– que bloquearon todas las posibilidades de crecimiento para el 2022, el presidente Castillo decidió relevar de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) a Guido Bellido, y a titulares cuestionados como Iber Maraví en Trabajo y Ciro Gálvez en Cultura.
El nombramiento de Mirtha Vásquez, ex presidente del Congreso, como titular de la PCM y la designación de algunos ministros vinculados a las corrientes progresistas revela que se fortalecen los sectores vinculados a Verónika Mendoza, mientras que se debilitan las influencias de Perú Libre, de Vladimir Cerrón y del Movimiento por la Amnistía de los Derechos Fundamentales (Movadef).
¿Cómo debe interpretarse el súbito cambio de opinión del presidente Castillo, quien le solicitó a Bellido la renuncia? Es evidente que la renuncia del Gabinete Bellido y el alejamiento de las corrientes comunistas más ortodoxas del Gobierno anula, en lo inmediato, la posibilidad de una colisión de poderes que hubiese embarcado de lleno a nuestro agonizante sistema republicano en la disyuntiva final entre vacancia presidencial y disolución del Congreso. En ese sentido, cualquier peruano de buena voluntad debe alegrarse por la noticia.
De alguna manera en la Presidencia de la República se recupera la cordura perdida que, en menos de una semana, parece haber enterrado las posibilidades del crecimiento del país para el próximo año. Sin embargo, vale preguntarse por las causas reales del cambio ministerial. ¿Acaso el cambio de Gabinete tiene que ver con una nueva visión del jefe de Estado sobre los devastadores efectos para la economía y el futuro del país de la propuesta de una asamblea constituyente? ¿Acaso el presidente Castillo se ha percatado de que la subida del dólar y las nulas posibilidades de crecimiento tienen que ver con la asamblea constituyente, la propuesta de la nacionalización del gas y la locura de la llamada “segunda reforma agraria”? Creemos que definitivamente no es así.
El presidente Castillo ha renunciado a Bellido y ha aceptado deshacerse de Maraví por una simple estrategia de sobrevivencia. Bellido, Perú Libre y el Movadef embarcaron al Ejecutivo en una guerra final con el Congreso y de allí la inminente posibilidad de que se planteara la cuestión de confianza para defender al titular de Trabajo. Igualmente, de allí la explicación de las narrativas sobre la nacionalización del gas y la segunda reforma agraria que se lanzaron las últimas horas con objeto de confirmar el camino a la constituyente y buscar apoyo popular para el choque con el Congreso.
¿Por qué estrategia de sobrevivencia? Porque a estas alturas parece evidente que en el Congreso se estaba gestando una clara mayoría para evitar la disolución del Congreso mediante el contraataque de la vacancia presidencial. Un grave error en el análisis de la realidad, prácticamente, había puesto a Pedro Castillo ante un virtual trámite de vacancia presidencial que pudo haber sido exitoso.
Por todas estas consideraciones, la única manera de devolver la tranquilidad social a nuestro agonizante sistema republicano pasa porque el presidente Castillo anuncie públicamente que la asamblea constituyente no es un objetivo de la administración actual. Es la única manera de recuperar la paz social, de recuperar la confianza de la inversión privada nacional y extranjera. Una confianza que ha sido destrozada, evaporada por el rush destructor de Bellido, que contó con la colaboración del propio jefe de Estado.
Un Estado, un gobierno, una república, no se puede dirigir con tanta irresponsabilidad. No se puede incendiar la pradera para luego señalar que los responsables son otros y no el encargado de tomar las decisiones.
A reflexionar y a salvar el sistema republicano.
COMENTARIOS