Apurímac y el “milagro Las Bambas”

¡Challhuahuacho recibirá 600% por regalías mineras!

A pesar de la indolencia de la pasada gestión humalista, que retrasó la solución del conflicto social, y de los ataques y esfuerzos denodados de la izquierda radical para liquidar a Las Bambas, uno de los proyectos cupríferos más grandes del planeta, la minería moderna se ha convertido en un motor de crecimiento económico, reducción de pobreza, dinamismo económico y creación de empleo en la región Apurímac. Un informe de Proinversión indica que el proyecto Las Bambas, a través del Ministerio de Economía y Finanzas, acaba de transferir al Gobierno Regional de Apurímac y las universidades públicas un monto de S/. 52,36 millones por concepto de regalías mineras de este 2016. Como se ve, el proyecto Las Bambas sigue contribuyendo al desarrollo de la región sureña. Para entender la magnitud de la transferencia, el distrito de Challhuahuacho, que recibió S/. 2 millones, ahora recibirá S/. 13 millones, un crecimiento de ¡600%!

El monto transferido corresponde al 3% de las ventas, como regalías que le empresa MMG —concesionaria del proyecto Las Bambas— se comprometió con la región y los gobiernos locales; monto adicional al 32% de impuesto a la renta que tiene que cumplir según la ley. El impacto positivo de Las Bambas en la región apurimeña ha sido extraordinario. Entre los años 2005 y 2015, Las Bambas desarrolló una intensa campaña de apoyo social y productivo a través de la inversión directa en proyectos de desarrollo por un valor de US$ 250 millones. Habría que sumar la creación de un Fondo Social Las Bambas (Fosbam), con un monto total de US$ 64 millones asignados al Estado luego de otorgada la concesión.

Así, el proyecto minero ha contribuido a que la pobreza, esa lacra que era el enemigo de los pueblos y comunidades campesinas, se reduzca sobre manera de casi 60% a 39%; es decir, más de 20 puntos porcentuales. Según la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadística e Informática 2015 (INEI) entre el 2012 y el 2015 la inversión pública y privada en la región creció 20% en promedio cada año y el empleo dependiente aumentó en 50%.

Una de los elementos que ha permitido el milagro del crecimiento económico y la reducción de la pobreza en Apurímac ha sido el consenso entre las autoridades regionales y locales para la ejecución y continuidad del proyecto minero. Salvo el pequeño pero pujante sector del radicalismo antiminero de la izquierda local, el proyecto Las Bambas tiene el apoyo de una mayoría de apurimeños, que ha visto el consecuente desarrollo y crecimiento de la economía regional. Vale recordar que en muchas comunidades campesinas —como Fuerabamba, por ejemplo—, hasta la llegada del proyecto minero la forma del intercambio comercial era el trueque.

El milagro de Apurímac nos permite hacer referencia a la tragedia de la región cajamarquina, donde las autoridades de izquierda y los líderes antimineros se opusieron de manera violenta al proyecto Conga. Desde hace tres años la región Cajamarca sufre una fuerte recesión económica y la pobreza se ha mantenido por encima del 51% durante el periodo 2012-2015. Además, en Cajamarca la inversión pública y privada cayó 20.3%, y según la Encuesta de Pobreza Distrital 2013, elaborada también por INEI, en esta región se encuentran siete de los catorce distritos más pobres del país. Pero como indicamos, a pesar del pequeño pero potente sector del radicalismo antiminero, el proyecto minero continúa adelante. Junto a los gobiernos locales, la sociedad civil y la empresa MMG se han organizado tres mesas de trabajo para ejecutar proyectos de desarrollo y reducir los posibles conflictos alentados por la izquierda radical local.

El “milagro Las Bambas” es el mejor ejemplo de la contribución de la minería moderna al desarrollo de los pueblos de la serranía peruana. No dejemos que el radicalismo antiminero liquide la minería moderna, tan necesaria e importante para el Perú.