La comisión de Constitución del Congreso de la R...
A estas alturas, a pesar de que todo asemeja a una nave que naufraga o un edificio que se desmorona ladrillo por ladrillo, el Ejecutivo permanece en el poder y avanza –ante el desconcierto general de la oposición– en su objetivo de desmontar todos los avances económicos, sociales e institucionales que el Perú logró en las últimas tres décadas.
Ahora parece evidente que el asesoramiento externo del llamado eje bolivariano, sobre todo el cubano, está detrás del Ejecutivo. Algo que se demuestra en la pericia política que comienza a demostrar el oficialismo. Por ejemplo, el gobierno mediante una alianza de todas las bancadas comunistas y los llamados “niños del Congreso” ha logrado sumar todos los votos necesarios para evitar la vacancia del jefe de Estado por incapacidad moral, una eventual acusación constitucional o una posible suspensión temporal del primer mandatario. En este contexto, la oposición –desconcertada, fragmentada, jaloneada por intereses particulares– solo ha reducido la estrategia contra el Gobierno al impulso de la vacancia, no obstante que todavía no hay votos. La oposición parece empezar y terminar con la vacancia.
Mientras tanto el Ejecutivo avanza en su objetivo de destruir el modelo económico mediante la caída de la inversión privada y la falta de empleo para que aumente la pobreza y se genere una ola social adversa contra el régimen económico de la Constitución. Promulga decretos laborales que apuntan a colectivizar las relaciones de trabajo: prohibición de la tercerización, fomento de la sindicalización y liberalización extrema del derecho de huelga. Igualmente, el Ejecutivo abandona el principio de autoridad en las regiones mineras y promueve el empoderamiento de los radicalismos antimineros para detener la producción minera y ahuyentar nuevas inversiones. Asimismo, en el Ministerio de Educación las corrientes maoístas en el sindicalismo magisterial comienzan a destruir la carrera pública magisterial y empiezan a controlar el sistema educativo.
Por otro lado, el Gobierno empieza a demostrar una muñeca política que sorprende. Ante la visita de los integrantes de la Misión de Observadores de la OEA que, inevitablemente, recogerán información de las siete investigaciones penales que desarrolla el Ministerio Público, el presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, plantea una absurda e improcedente cuestión de confianza contra una ley aprobada por el Congreso y ratificada por el Tribunal Constitucional. El objetivo: politizar las relaciones con la oposición, ocultando la situación procesal del jefe de Estado.
Ante esta situación la oposición solo tiene un camino, que es único y excluyente en el camino de la defensa de la Constitución y las libertades: la unidad de todos los sectores de la oposición. La defensa de las libertades en el Perú requiere una oposición unificada en el Congreso y en la movilización ciudadana en las calles. Si se desarrolla la unidad opositora es incuestionable que, tarde o temprano, se sumarán los votos necesarios en el Legislativo para iniciar la transición política. Un ejemplo que revela la gravedad de la situación: ante la llegada de la Misión de Observadores de la OEA la oposición no tiene una posición unificada.
El mayor objetivo de los asesores cubanos y de las corrientes bolivarianas en los últimos tiempos es evitar la unidad de la oposición democrática en los países donde se entronizan los regímenes castrochavistas. Así, por ejemplo, ha sucedido en Venezuela y en Bolivia, y podría suceder en Chile.
Por todas estas consideraciones, hoy la unidad de la oposición lo es todo. Pretender dividir entre “principistas y tibios”, entre “jóvenes y políticos desgastados” y otras variantes de los intereses particulares, a nuestro entender, es construir la derrota del sistema republicano. Por todas estas consideraciones, los peruanos de buena voluntad, los políticos e intelectuales, los empresarios, deben apoyar la instalación de una gran mesa de unidad de toda la oposición democrática en el Perú. Se trata de la única ruta que nos permitirá preservar las libertades.
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