La comisión de Constitución del Congreso de la R...
La entrega de Bruno Pacheco al Grupo Especial del Ministerio Público que investiga la corrupción en el poder político, los testimonios de otros colaboradores eficaces y las pruebas de las transferencias de cuñados del jefe de Estado a una empresa que ganó licitaciones por cerca de S/ 125 millones, llevan a sostener que el Gobierno de Pedro Castillo ha entrado en su etapa final. Ahora existen investigaciones, con testimonios de colaboradores corroborados, ahora existen hechos, y ningún peruano de buena voluntad debería defender este estado de cosas.
Ante estos acontecimientos la primera pregunta que surge es, ¿cómo se presentará el tradicional mensaje de Fiestas Patrias del jefe de Estado? Es evidente que una gran parte de bancadas y congresistas se retirará. Si bien la mesa directiva presidida por Lady Camones debe permanecer en el hemiciclo respetando los procedimientos institucionales, es incuestionable que, probablemente, Castillo enfrentará uno de los 28 de julio más accidentados de un jefe de Estado en la historia republicana.
Sin embargo, no se debe descartar las fugas hacia adelante. Castillo y las corrientes comunistas y colectivistas que lo respaldan ensayaron una oleada de masas para este 28 con el objeto de exigir el cierre del Congreso. Sin embargo, el rechazo popular –que se extiende en todos los rincones del país– canceló el proyecto del radicalismo maoísta. Por estas consideraciones, no se debería descartar que Castillo acuda al Congreso –imitando el gesto de Martín Vizcarra– con un proyecto para recortar el mandato del Ejecutivo y el Legislativo y adelantar las elecciones nacionales. Es decir, con esa medida, Castillo buscaría permanecer en el Ejecutivo y convocar a elecciones.
Un proyecto de ese tipo es inviable porque significaría que un presidente, con incapacidad moral permanente, se mantenga en el poder evitando la acción de la justicia y vicie el desarrollo de un proceso electoral que debería significar la posibilidad de superar el actual desastre nacional.
Por todas estas consideraciones, la mesa directiva, presidida por Lady Camones, y las bancadas que organizaron la mayoría que detuvo el proyecto de la asamblea constituyente y las nacionalizaciones, y que eligió a los seis miembros del Tribunal Constitucional, deberían comenzar a discutir con absoluta seriedad la urgencia de iniciar la transición política de esta tragedia nacional a la que se ha arrojado al país con el Gobierno de Castillo, del comunismo, del colectivismo y de las corrientes progresistas.
Quizá la primera medida para iniciar la transición pasa por poner la sucesión constitucional de la jefatura de Estado en manos del Congreso, mediante la inhabilitación de la Vicepresidente, Dina Boluarte. Una medida que se justifica no solo por un impecable informe de la Controlaría, sino también porque la señora Boluarte ha sido una de las principales protagonistas de la actual tragedia nacional.
Luego de esta medida, en el Congreso se debe estar en condiciones de formar una mayoría para proceder a la vacancia o la inhabilitación constitucional del presidente Castillo.
Una de las razones de que la situación se parezca a un oscuro callejón sin salida es que el Congreso se niega a iniciar la transición política de un proceso de destrucción nacional que erosiona las instituciones, que ha frenado la economía y el crecimiento y que desencadena una implosión general del Estado y la sociedad.
Si el Congreso no asume su responsabilidad en la transición, se hundirá con el derrumbe general del peor Gobierno de la historia republicana. En cualquier caso, este 28 de julio es el momento ideal para honrar a los héroes del Perú y la peruanidad.
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