Editorial Economía

Palacio tiene la palabra

Palacio tiene la palabra
  • 09 de octubre del 2014

Gobierno aún está a tiempo de cambiar política y recuperar crecimiento económico

La polarización y crisis políticas terminaron desacelerando la economía. Desde inicios del 2014 se sucedieron las malas noticias económicas: disminución del crecimiento del PBI, reducción de la tasa de aumento de la inversión privada, es decir, del motor y del combustible del llamado “milagro económico peruano”; y, ampliación de la brecha entre nuestras exportaciones e importaciones.

Sin embargo, hasta antes de las elecciones municipales, el gobierno Ollanta Humala hacía poco por cambiar las cosas y seguía empujando las turbulencias políticas: enfrentamientos entre el Ejecutivo y el Legislativo, obsesión de la Megacomisión en inhabilitar a un candidato en carrera hasta que la gota rebalsó el vaso. Y el Congreso le denegó en dos ocasiones la investidura al Gabinete Jara. El oficialismo y la oposición estaban digiriendo la nueva situación cuando se vinieron las elecciones regionales y municipales.

Apenas terminaron los comicios las malas noticias económicas retornaron. El FMI  acaba de ajustar las proyecciones de crecimiento del Perú, que solo crecería 3.6%  este año, una cifra más cercana al 3.5% del BCR y del Ministerio de Economía. El verbo reducir es un elemento central de la economía: se reduce la proyección de crecimiento del PBI y se reduce el ritmo de reducción de pobreza y otras cosas.

Sin embargo también existen noticias alentadoras. El Banco Mundial acaba de señalar que el Perú y Chile pueden ser los dos países latinoamericanos que mejor enfrenten la desaceleración en América Latina debido a sus bajos niveles de endeudamiento, las altas calificaciones de Moody´s  y las posibilidades de devaluar sus monedas sin causar inflación.

Es decir, las cosas están mal, pero tenemos enormes posibilidades de retomar la senda del crecimiento. Un 5% o un 6% para el 2015 y el 2016 no es un sueño de opio, es una clara posibilidad si es que tensamos todas las fuerzas nacionales para llegar a esa meta. Una voluntad de ese tipo solo puede ser posible si el gobierno, como se dice, coge el rábano por las hojas y abandona esa actitud de sentarse en el palco a contemplar los acontecimientos. ¿A qué nos referimos?

La desaceleración es un vástago de la mala política y el legítimo padre del frenazo económico es el régimen humalista.  Recordemos: Absurda actitud durante tres años frente a la posibilidad de reelección conyugal, el frustrado intento de la compra de La Pampilla, tendencia irresistible a la polarización política, discurso contra el lucro legítimo de las inversiones y otras cuentas de un rosario que terminó asfixiando la confianza empresarial. Los resultados están sobre la mesa.

Ahora bien, ¿quiere el gobierno nacionalista pasar a la historia como la administración de la desaceleración? Un mote que no solo anula posibilidades electorales para el 2016 sino que también tendría consecuencias el 2021. Es evidente que nadie busca algo semejante. ¿Qué se puede hacer para relanzar la economía?  Claro que se han hecho cosas como impulsar megaproyectos co-financiados por el Estado, pero eso no es suficiente. El motor y el combustible que necesitamos es la inversión privada.

Si el gobierno de Humala, por ejemplo, convocara a una convergencia nacional para relanzar la economía a través de una reforma tributaria y de la legislación laboral podría liderar a la mayoría del país. Un ejemplo de cómo avanzan las cosas en ese sentido: En el Congreso se ha propuesto instalar mesas de trabajo para discutir las iniciativas de Adex para reducir el IGV hasta 10 puntos, bajar el impuesto a la renta de tercera categoría de 30% a 15% y flexibilizar el régimen laboral con el objeto de formalizar a cerca del 60% de la economía.

La administración humalista no puede resignarse a ser el gobierno de la desaceleración, no solo por los intereses del país sino por sus propias necesidades políticas. Cuando se empieza a hacer maletas en Palacio para el relevo de gobierno se puede cambiar de política y recuperar el impulso del crecimiento.

 

  • 09 de octubre del 2014

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