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El ex viceministro del sector Agricultura (Minagri) Carlos Leyton considera que el proyecto hídrico Majes Siguas II se ha politizado innecesariamente y que se ha relegado su contenido técnico y productivo. El titular de Agricultura, obviamente, se refiere a las constantes declaraciones del gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres, sobre la denominada “agricultura popular” que pretende imponer para el mencionado proyecto.
Leyton ha señalado que Majes Siguas II —obra paralizada hace más de un año, con un avance del 16%— fue concebido para elevar la producción de la región, ofrecer trabajo y mejorar las condiciones de vida de la mayor cantidad pobladores. “Si fuera un proyecto técnico sabríamos cuánto se producirá, quiénes están interesados en participar del proyecto y cómo hacerlo” señala Leyton. Indicó, asimismo, que los colonos que fueron favorecidos con el anterior proyecto Majes Siguas I, caracterizado por ser agricultura de minifundio o de subsistencia, vendieron sus parcelas a precios más altos de lo que pagaron. De esta manera, el proyecto “social” que se impuso en Majes I, y que se pretende establecer nuevamente en Majes II, es un fracaso: no se compraron tierras para producir, sino para especular.
El proyecto, pues, está politizado, como señala Leyton. En marzo pasado, los congresistas de izquierda Horacio Zeballos, de Nuevo Perú (NP), y Justiniano Apaza, del Frente Amplio (FA), promovieron un foro informativo para sustentar su posición contraria a los cambios tecnológicos propuestos por el concesionario del proyecto hídrico. Los congresistas se oponen a las modificaciones propuestas, que consisten en nuevas tecnologías para reemplazar el riego por canales por un sistema de tuberías cerradas. Con el nuevo diseño —disminución de canales, sistema de automatización y control de suministro eléctrico— se podrá economizar al máximo el consumo de agua. Un cambio necesario debido al aumento de la demanda hídrica que se está considerando con la debida anticipación. Según el concesionario, con la modificación tecnológica se ahorrará 30 millones de m3 de agua al año y se incrementarán 2,200 hectáreas al proyecto. Además, el agua también servirá para el uso doméstico de unas 200,000 personas.
No obstante la posición antidesarrollo de los congresistas representantes de Arequipa, el cambio tecnológico del proyecto fue aceptado por el gobernador arequipeño para evitar la posibilidad de un arbitraje internacional que generaría más demoras y más gastos innecesarios para Arequipa. Sin embargo, Cáceres insiste en la denominada “agricultura social”, tal como sucedió con el fracaso de Majes I, proyecto de parcelas de 5, 10 y 15 hectáreas; minifundios y agricultura de muy baja productividad, con productos que no califican para la exportación y, sobre todo, con excesivo consumo de agua.
En Majes I no existe riego tecnificado, por lo que el mal uso del agua eleva el consumo innecesariamente. Además, por este mal uso de agua se redujo las áreas irrigables de 23,000 hectáreas a 15,000 hectáreas. ¡Casi el 65% de tierras están desperdiciadas! Asimismo, más del 60% de los 2,700 pequeños agricultores desarrolla actividades agrícolas de subsistencia. Razones por las cuales Majes I es un fracaso total.
Leyton previene: Si se insiste en lo mismo, los futuros “beneficiados” de Majes II harían lo mismo: venderán sus parcelas a terceros y a precios más altos. En lugar de promover la agricultura de exportación, a gran escala, en terrenos de 200 a 300 hectáreas, la izquierda antimercado pretende establecer otra vez una “acción social” que ha fracasado por no aportar a la economía nacional y a la lucha contra la pobreza.
El “foro informativo” de Zevallos y Apaza no ha sido otra cosa que un intento más del marxismo para detener las inversiones con alta intensidad de capital, que determinan el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza. Según el proyecto inicial, Majes Siguas II subastará 38,500 hectáreas de nuevos terrenos cultivables. Con el cambio de tecnología se prevé alcanzar más de 40,000 hectáreas. El Estado recuperará US$ 211.75 millones de su inversión, considerando que cada hectárea se venderá a US$ 5,500. El proyecto elevará significativamente la producción agroexportadora de Arequipa hasta US$ 360 millones de exportaciones al año. Generará 250,000 empleos totales, entre directos e indirectos, fundamentales para reducir la pobreza, la informalidad y el desempleo en el sur. Tal como sucede en Ica y en el norte exportador (Lambayeque, Piura y La Libertad).
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