En el pleno del Congreso las bancadas de izquierda, con la com...
En diez años la región recibió US$ 7,245 en inversiones mineras
La reciente edición de la Convención Minera Perumin, realizada en Arequipa, de alguna manera nos hace reflexionar sobre la importancia de la minería moderna en esta región del sur y en el Perú en general. Todos los análisis serios sobre el impacto de la minería moderna en la economía de la región arequipeña son absolutamente positivos. Desde la creación de empleos hasta la reducción de la pobreza, pasando por una audaz y beneficiosa política ambiental (la descontaminación de los ríos) y una alianza sostenible con los productores agrícolas y ganaderos locales. Todo ello ha sido posible gracias a la minería moderna. No obstante, un sector de la izquierda local pretende, a cualquier costo, liquidar la minería moderna, aprovechando el doble juego de algunas autoridades locales y regionales.
Revisemos un poco los datos sobre el impacto de la minería moderna en la región arequipeña. Por ejemplo, Arequipa es la región con mayor número de empleos directos creados por la actividad minera. Hasta mayo del 2015 esos empleos directos eran alrededor de 38,000. Ello sin contar los numerosos empleos indirectos que la minería genera. En el periodo 2004-2014 esta región recibió alrededor de US$ 7,245 millones de inversión minera. Es decir, el 15.4% de la inversión total nacional. ¿Qué significó eso? Un dinamismo sin precedentes en otros sectores económicos como el turismo, el comercio, servicios y transporte; es decir, los denominados “eslabonamientos” que producen diversificación productiva. No solo el aporte ha sido por inversión minera directa, sino también por canon. En un periodo de 11 años (2004-2015) el canon minero creció de S/ 22 millones a S/ 360 millones. Además del apoyo directo de las empresas mineras a las zonas de influencia directa.
El pago por impuesto en este mismo periodo 2004-2015 creció de forma sorprendente. Según cifras de la Sunat, los tributos internos en Arequipa en el 2004 era de S/ 657 millones, en tanto que en el 2015 fueron de S/ 2,000 millones. La minería, cuya renta es de tercera categoría, aportó en impuesto alrededor de S/ 445 millones; es decir, cerca del 21% del total de los impuestos.
Todas estas cifras han configurado una reducción notable de la pobreza. Por ejemplo, en el 2004 la pobreza en la provincia de Arequipa era de 44%, en tanto que en el 2015 es de solo 8%. En la provincia de Castilla la pobreza llegaba al 44% de la población, y se ha reducido a 25%. En la provincia de Islay la pobreza en el 2004 era de 34% y hoy es de 14%. ¿No es aquello un milagro?
Pero la minería tiene todavía un enorme potencial en la región arequipeña. De los US$ 63,000 millones que representa la cartera de proyectos mineros, alrededor de US$ 9,500 millones (15%) están en la región. Esto la ubica tan solo por debajo de Apurímac, región que posee una participación de 31%, de acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Energía y Minas (Minem) a mayo de 2015.
No obstante, la izquierda local y algunas autoridades pretenden pasar por alto la enorme contribución de la minería moderna en la región arequipeña. De allí que, por ejemplo, el proyecto Tía María, cuya inversión es de US$ 1450 millones, esté aún en duda. Y Cerro Verde, otro importante proyecto minero, es golpeado constantemente por las autoridades locales y regionales.
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