Editorial Economía

Al borde del precipicio

Al borde del precipicio
  • 18 de julio del 2014

Se encienden las luces de alarma en materia de empleo y pobreza

En este portal hemos señalado de manera reiterada que si todavía tenemos a un 23% de nuestros compatriotas viviendo en la pobreza, es casi un crimen permitir que el crecimiento económico se frene como viene ocurriendo desde el 2011. Lo más grave es que este fenómeno viene siendo advertido desde ese año por todos los economistas, y sin embargo hoy estamos como estamos. La pregunta es ¿Cuál es el costo social que pagaremos por tan indolente omisión de nuestros gobernantes?.

La respuesta más aproximada a la realidad la ha dado el director del Instituto de Economía de la Cámara de Comercio de Lima, César Peñaranda, quien ha señalado sin ambages que, en materia de lucha contra la pobreza y generación de empleo productivo, “estamos acercándonos al borde del precipicio”.

Las cifras le dan la razón a Peñaranda. Las proyecciones de crecimiento económico del país revisadas a julio señalan que el PBI crecerá entre 3.8 y 4.5 puntos porcentuales, siempre que se cumplan de manera concurrente tres condiciones: que el Estado garantice el cumplimiento de los planes de inversión pública, que se recupere la confianza de los inversionistas y que la producción minera se incremente como está previsto. ¿Alguien duda que el Estado cumplirá lo que le corresponde?

El impacto del llamado “frenazo” al crecimiento será considerable en el empleo. Cada año ingresan al mercado laboral unos 360,000 jóvenes, mientras que por cada punto porcentual de crecimiento de nuestro Producto Bruto Interno (PBI) se generan 72,000 puestos de trabajo. Esto quiere decir que, para absorber la demanda de empleo, se necesita que nuestro PBI crezca al menos 5% al año. O sea que, este año, la economía no podrá cubrir esa demanda.

Con respecto a la lucha contra la pobreza, la desaceleración del crecimiento - todo indica que estamos condenados a crecer menos de 4.5% - disminuirá el ritmo de reducción de la pobreza, que este año llegará apenas a 0,82%, después de que habíamos alcanzado disminuirla en un promedio de 3% anual . Paradójico que esto nos ocurra durante un gobierno que tiene como emblema la inclusión social y la lucha contra la pobreza.

El gobierno está preocupado y en ese sentido el Ministerio de Economía y Finanzas ha aprobado un paquete de medidas económicas, tributarias y administrativas dirigidas a destrabar las inversiones privadas y acelerar las públicas, pero hace falta más que eso, según han señalado todos los analistas económicos, para poder impulsar el crecimiento. Se necesitan reformas estructurales urgentes que acaben con la tramitología y la burocracia, pero sobre todo se necesita una actitud distinta del Estado hacia la inversión privada, que ha sido el motor que nos ha permitido reducir la pobreza y la desigualdad como nunca antes.

Lo que estamos presenciando hoy en la economía es, al fin y al cabo, lo que hemos sembrado en los últimos tres años desde el poder político: desconfianza y recelo en los mercados. Este es el problema de fondo, pero el gobierno no parece entenderlo, lamentablemente.

  • 18 de julio del 2014

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