Editorial Cultura

El Estado fallido del siglo XIX revelado en una investigación

Un trabajo sobre la Guerra del Pacífico y el fracaso de las élites nacionales

El Estado fallido del siglo XIX revelado en una investigación
  • 01 de agosto del 2025

 

El doctor Alberto Retamozo Linares acaba de publicar un interesante trabajo de investigación titulado Las hipótesis conspirativas chilenas y la configuración del Estado fallido en el Perú (1836-1879) (Editorial Instituto Pacífico, Lima), que ha sido presentado en la Feria de Libro de Lima por el doctor Manuel Burga, reconocido historiador y ex rector de la Universidad Nacional de San Marcos (UNMSM), y la doctora Carlota Cassalino, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM.

El doctor Retamozo, profesor principal de la facultad de Derecho de la UNMSM, quien ha publicado diversos trabajos sobre derecho administrativo, sorprendió con una enjundiosa investigación en la que sostiene que la Guerra del Pacífico fue la culminación de un largo proceso que comenzó en 1836 con la derrota de la Confederación Peruano Boliviana y la consolidación de la identidad nacional de Chile sobre las derrotas de sus adversarios peruanos y bolivianos.

Sin embargo, en el texto de Retamozo no hay nada parecido a los sentimientos nacionalistas que, a veces, suelen impregnar las investigaciones de los nacionales de los tres países involucrados en la experiencia de la Guerra del Pacífico.

El planteamiento del problema y la hipótesis principal de la investigación están atravesados por la imagen acerca de que el conflicto entre Perú, Bolivia y Chile se gestó en 1836; es decir, en la guerra que Chile le declara al Perú por el proyecto de la Confederación Peruano Boliviana. Según Retamozo en este arco de tiempo –de más de cuatro décadas– se consolidaron los tres estados y las respectivas sociedades, sellándose el triunfo de la clase política chilena en la construcción de un estado más nacional e integrador. En esta valoración emerge la figura de Diego Portales, el ex ministro del Interior de Chile, quien tuvo una visión de proyecto nacional para el país del sur.

Utilizando fuentes primarias en su investigación –como los diarios de debates de los congresos de Perú y Chile durante esas décadas– Retamozo describe las teorías conspirativas que se gestaron en el imaginario de los países que luego entrarían en combate. Por ejemplo, desde el lado chileno se comienza a percibir que la Confederación era resultado de una conspiración con migrantes chilenos residentes en el Perú para invadir Chile. Más tarde, durante la Guerra del Pacífico, también desde el lado chileno se sostendrá que el Perú se involucró en la insidia contra el país del sur por la crisis económica que atravesaba y la necesidad de arrebatar riquezas, situación que impulsó al gobierno de Lima a suscribir un tratado secreto con Bolivia.

En cualquier caso, la investigación es prolija y resulta sumamente pedagógica sobre cómo los países construyeron sus imaginarios para desencadenar una guerra fratricida. No obstante, una virtud del texto reside en que al lado de las hipótesis conspirativas se presentan los mundos materiales de la guerra. En otras palabras, los intereses reales y subyacentes del conflicto. En ese sentido, según el autor, la guerra contra la Confederación pudo haberse llamado “la guerra de los puertos” –la disputa entre Valparaíso y el Callao– o “la guerra del trigo”. Todos sabemos que a la Guerra del Pacífico se denominó “la guerra del salitre” . En síntesis, una guerra por la hegemonía del Pacífico Sur. En ese sentido la investigación histórica que reseñamos adquiere una actualidad palpitante habida cuenta de los recelos en el sur por el funcionamiento actual del Puerto de Chancay y la compra de Perú de los 24 cazas modernos de combate.

Igualmente se podría colegir que una de las causas de la guerra tiene que ver con la imprevisión y el fracaso de la construcción del Estado en el Perú –ni siquiera se pudo comprar una flota moderna de buques–, una situación que el autor, con gran acierto, denomina Estado fallido. Según su propia definición “un estado institucionalmente débil, en permanente crisis fiscal y de poco control sobre su territorio”. Un Estado fallido no obstante la prosperidad y las riquezas del guano del siglo XIX, situación a la que Jorge Basadre denominaría “la prosperidad falaz”.

Entre las preguntas que emergen luego de leer el libro de Retamozo es cuál es la relación de ese pasado tormentoso, de ese Estado fallido del siglo XIX con la realidad actual. Una pregunta que debe absolverse a la luz de la anarquía institucional presente, pero sin crisis económica que se desarrolla en el país. Asimismo, otras preguntas que nos deja el libro valen para el pasado, pero también tienen que ver con el futuro. Por ejemplo, con respecto al pretérito vale interrogarse, ¿acaso el Estado fallido del siglo XIX no era el resultado natural de una independencia que se hizo en contra del mundo indígena, contra las tradiciones e historia de tres siglos de virreinato? El resultado parece copiado de una ley física; es decir, parece inevitable.

  • 01 de agosto del 2025

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