Vizcarra: populista puro y sincero

Menos del 25% de la población es consciente de la intención populista detrás del anuncio del referéndum. La mayoría quiere crucificar a los congresistas sin reflexionar sobre el contenido de la consulta ciudadana propuesta por el presidente Martín Vizcarra. Para esa mayoría no está claro si, en las circunstancias actuales, conviene o no un Senado, la no reelección de congresistas y la subvención estatal a los partidos políticos. Y en medio de la confusión generada, Vizcarra propone además que el 50% del Legislativo sea integrado por mujeres. Es decir, al tacho los méritos personales y profesionales de los parlamentarios.

El congresista Alberto de Belaunde, de Acción Popular (AP) y de quien no se puede sospechar de ser un “troll aprofujimorista”, ha dicho que “las propuestas de reforma política (anunciadas por Vizcarra) se plantean más pensando en agradar a los ciudadanos que en lograr una verdadera mejora del Congreso”.

Para Vizcarra, el referéndum se está convirtiendo en la razón de su Gobierno. Con la consulta popular, el jefe de Estado ha encontrado su carta de sobrevivencia, un salvavidas temporal. ¿Y después qué? ¿Irá en persona al palacio Legislativo para, por ejemplo, exigir la ampliación por más de 30 años y la extensión a otros sectores productivos de la Ley de Promoción Agraria? es una reforma económica que podría alcanzar a 1.8 millones de campesinos pobres si el Ejecutivo se propone hacerlo. Pero ni el jefe de Estado ni el premier, César Villanueva, la ven. Así como la reforma del sistema judicial es importante, también son las reformas económicas para reducir la pobreza, el desempleo y la informalidad del país.

Tal es el apuro por salir adelante con las propuestas de Vizcarra y Villanueva que los textos de los proyectos llevados el Congreso se contradicen entre sí o, en el mejor de los casos, contienen errores materiales susceptibles de ser subsanados. Por ejemplo, entre otros, se propone la bicameralidad, pero se indica que el Legislativo es de cámara única.

Apurar las reformas está bien, pero no para contentar a las masas desorientadas. Gobernar cediendo a las presiones de las calles es carecer de liderazgo y fortaleza. Es claudicar a la dirección sobria y consciente, y allanarse a cualquier ente que utiliza las redes sociales para encender la pradera.

Si bien la primera ola de audios publicados por IDL-Reporteros cumplió su cometido, demostrando lo que todos sospechaban (corrupción en el sistema de justicia), lo que vino después (audios para aniquilar al adversario político) parece apuntar a dejar en ruinas la poca institucionalidad peruana y, como se le ha hecho creer a la gente, cambiar el sistema de gobierno sobre la base de una nueva Constitución. Dándole aliento a las políticas vinculadas con el mercantilismo y los subsidios, y en contra del libre mercado, la democracia y las libertades humanas.

La misma mayoría que contribuyó ardorosamente a la elección del actual Congreso de la República, ahora quiere mandar al paredón a los congresistas. Razón no les falta. La misma razón que deberían ejercer en el momento de votar.

Lo cierto es que el referéndum, más que una solución viable para el país, serviría para dividir otra vez a los peruanos: entre los “pro reformistas” y los “corruptos”, sin saber quién es quién. Por el prurito de ser un gobierno popular se pueden cometer errores que costará mucho enmendar. Y todo esto porque a Fuerza Popular (FP), siendo mayoría en Congreso, no se le ocurrió plantear todas las reformas políticas (y económicas) necesarias. Y si lo hizo, poco le importó.