Vizcarra: ¿a la izquierda o a la derecha?

Vizcarra llegó a ser presidente porque PPK necesitaba su imagen de mayordomo provinciano, como lo revelara en un lapsus racista Carlos Bruce en una entrevista en radio. Vizcarra no es un cholo alzado, como lo llama Juan Carlos Tafur; menos un revolucionario que se refresca con la brisita bolivariana, como creen los chavistas peruanos. Tampoco es un neoliberal como quisieran los tecnócratas de los gremios empresariales ni un hombre de convicciones religiosas que está contra el aborto, el matrimonio homosexual y las políticas de género, como anhelan los conservadores. No es un reformista empeñado en disminuir el déficit de infraestructura social y productiva que agobia el Perú ni es un antiminero convicto como Pepe Julio Gutiérrez, militante del Frente Amplio y líder de las extorsiones de Tía María. No es un líder ni un verdadero comandante de las Fuerzas Armadas, simplemente es un hombre que tiene miedo de ir a la cárcel por el caso Chinchero y por sus vinculaciones con el Club de la Construcción. Está tan asustado que balbucea sin saber qué decir a los periodistas del cartel mediático, que le hacen complacientes entrevistas para justificar su incompetencia. 

Vizcarra puede irse a la izquierda o la derecha si uno de esos caminos le garantiza impunidad. Él solo quiere salvarse, por eso no gobierna. No ve lo que sucede en el país o no quiere ver; no ve que los militares empiezan a hacer dudosas compras de armamentos. No escucha las denuncias de destacados ex oficiales policiales y la prensa independiente de que el Ministerio del Interior se ha instalado una camarilla policial corrupta que alquila patrulleros sobrevalorados y quiere comprar aviones invisibles. No está enterado de que Edmer Trujillo, es conocido en Piura como “Pepekartón” por la compra de casas de cartón sobrevaloras para los damnificados del fenómeno de El Niño.

Vizcarra se ha olvidado que Trujillo fue denunciado por la prensa por otorgar dudosas licencias de funcionamiento a cientos de terminales terrestres; entre ellos al tristemente célebre terminal de Fiori, donde murieron 17 personas. No está informado que el ministro Trujillo, es señalado por los deudos y la prensa cusqueña como cómplice de la empresa Palomino, cuyo dueño, el excongresista Dalmiro Palomino de Fuerza Popular, se jacta de tener influencia en el MTC. Esta empresa tuvo un gravísimo accidente en la ruta Cusco-Puerto Maldonado, donde murieron 23 personas, y el MTC solo ha suspendido al chofer de la empresa. La prensa regional valientemente investiga la parcialidad de la Fiscalía de Quispicanchis (Urcos) y del MTC con la empresa del fujimorista Dalmiro Palomino.

Mientras Vizcarra persigue a los fantasmas del fujimorismo, el Corredor Minero del Sur está bloqueado hace más de 20 días por los campesinos chumbivilcanos. Y la empresa minera Las Bambas anuncia que esta semana cerrará operaciones porque no puede cumplir sus obligaciones en el exterior. El Perú puede dejar sin empleo a más 15,000 trabajadores directos e indirectos, pueden quebrar cientos de empresas y el cartel mediático (El Comercio, Canal 4, Canal N, RPP, La República, Exitosa) no informa nada.

El ministro de energía y minas, Juan Carlos Liu Yonsen, miembro del plan de gobierno de Acción Popular y del equipo de Alfredo Barnechea, propuso renegociar el contrato de Camisea por ser tremendamente desventajoso para los intereses nacionales. La pregunta es si el ministro Liu seguirá en la posición de Barnechea o se dedicara también a cazar fantasmas.

Vizcarra es un hombre oscuro y sinuoso que tiene como divisa la traición y puede tomar cualquier posición que le garantice impunidad.