J. Eduardo Ponce Vivanco

Urgencia de un cambio radical

Salud y Economía en cuidados intensivos

Urgencia de un cambio radical
J. Eduardo Ponce Vivanco
21 de mayo del 2020


El sufrimiento de dos meses de pandemia sugiere algunas observaciones aleccionadoras:

1. El primer caso de Covid-19, detectado el 6 de marzo pasado, fue informado por el propio Presidente de la República en una conferencia de prensa en la que anunció con énfasis: “Hemos dispuesto todas las medidas necesarias para enfrentar una situación de este tipo. El MINSA lidera una estrategia en Lima y todo el país que se articula con el sector salud, las FF.AA. e instituciones y clínicas privadas”, entre muchas otras afirmaciones que auguraban resultados positivos. Tan positivos que desde entonces, el Presidente personalizó el liderazgo de la lucha y la información sobre sus avances, concentrando en él mismo la principal responsabilidad política en el manejo de un problema de magnitud desconocida.   La entonces Ministra  de Salud fue defenestrada para encomendar la cartera a un beligerante médico izquierdista del Frente Amplio.

2. En ningún país el Presidente se ha expuesto tan notoriamente en presentaciones públicas casi diarias y acompañado del gabinete de ministros –que solo intervienen ocasionalmente cuando son requeridos por el Mandatario–. En el amplio y severo entorno del gran comedor del Palacio de Pizarro, el señor Vizcarra  presenta sus “logros”, arenga a los ciudadanos, los culpa de la pandemia por no acatar las prohibiciones dictadas y responde las preguntas alcanzadas previamente por la prensa, sin dar a los periodistas la oportunidad de cuestionar sus respuestas. 

3. Dotado de un beligerante dinamismo, el Ministro de Salud ha conducido la estrategia anunciada por el Presidente, que se ha traducido en cuarentenas sucesivas,  toques de queda, multas,  restricciones a la carta y correcciones al paso, a lo largo de un Estado de Emergencia necesario pero improductivo. 

4. Los resultados hasta hoy han sido adversos. Superan los 108 mil contagios y las 3 mil muertes,  según datos oficiales que muchos consideran manipulados a la baja.

5. Es un fuerte golpe para la imagen del Gobierno que la información más destacada de El Comercio afirme que el prestigioso diario británico The Financial Times haya presentado al Perú como “el epicentro global emergente” de la pandemia, donde se está luchando contra el “brote más severo del mundo”. 

6. ¿Por qué entonces las encuestas muestran una elevada aprobación del Presidente y su Ministro de Salud (80 y 54 por ciento, respectivamente, según IPSOS)? Tal vez la única respuesta sea que en momentos de pánico colectivo los pueblos sienten que la tabla de salvación está en manos de quien detenta el poder del Estado.

Es deprimente que Perú haya zanjado el (falso) dilema salud versus economía arruinando ambos extremos. Pero si bien es imposible  recuperar a los muertos, por lo menos exijamos al Gobierno que se concentre en rescatar la economía. La caída del PBI supera el 16/100. Es la primera contracción económica desde el 2009, según el INEI. Recuperar la economía significaría evitar que la pobreza produzca más fallecimientos que el Covid-19, lo que sería una herencia lapidaria para este régimen. 

El Presidente Vizcarra –cuyo esfuerzo y entrega al trabajo nadie desconoce– debe rectificar con humildad y asumir con entereza el costo político de una estrategia fallida. Para ello tiene que desprenderse del Primer Ministro, quien a todas luces se resiste a renunciar.

Tal vez el Congreso de espanto q tenemos quiera ayudar al Mandatario negando la confianza al Premier que se aferra al cargo y que el Jefe de Estado no quiere licenciar. Ya no hay espacio alguno para seguir jugando a la política a costa del país ni para actuar pensando en las elecciones del 2021 o el 2026.  Es hora de demostrar con hechos y decisiones que el gobierno se propone honrar su lema inaugural: “El Perú primero“.  Y el primer deber del Presidente es conformar un equipo ministerial de primer nivel gerencial, prescindiendo de profesionales mediocres o de quienes privilegian la ideología o la obediencia cortesana. 

Los peruanos no necesitan la tutela agobiante de un gobierno dirigista. Lo demuestran masivamente al preferir la (lamentable) informalidad, que es la palmaria evidencia del fracaso del Estado. La perentoria urgencia de la hora presente es contar con un grupo de ciudadanos como el que organizó impecablemente los Juegos Panamericanos.  El Perú clama por gestores como esos, encabezados por un Premier que no sea un empleado del Presidente sino el gerente de un equipo de ministros altamente calificados y comprometidos con la Nación.

No podemos llegar al Bicentenario agobiados por la pérdida  de tantas vidas y con el frustrante  sentimiento de haber destruido la  economía  sana y promisoria que tanto nos costó levantar en las tres últimas décadas.

J. Eduardo Ponce Vivanco
21 de mayo del 2020

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