Juan Sheput

Una marcha y el fracaso cantado de la caviarada

El pueblo los rechazó, tanto en las calles como en las redes sociales

Una marcha y el fracaso cantado de la caviarada
Juan Sheput
21 de julio del 2023


Es indudable que nuestro país se encuentra sumido en el desconcierto. Trabajadores y empleadores, ciudadanos de toda índole, pertenecientes a cualquier segmento etáreo viven perplejos ante lo que llamo un desconcierto generalizado.

Por un lado, se pide tranquilidad, pero se es consciente que el Gobierno dista mucho de ser uno aceptable. Comparar al gobierno actual con el de Pedro Castillo es una necedad y equivale a ser cualquiera pues cualquiera podría ser mejor que el gobernante antecesor. El país se encuentra detenido y se sabe el motivo: no hay confianza en Dina Boluarte y sus ministros, y mucho menos en el actual Congreso. Pero se les prefiere a la posibilidad de ir a una jornada aún más incierta que sería la de entrar de lleno en un periodo electoral.

Sobre el particular discrepo. Estoy convencido, por formación profesional y convicción, que la posibilidad de un cambio siempre será mejor que la certidumbre de continuar en este fango de la mediocridad. Sin embargo, comprendo a quienes piensan así. La ausencia de un liderazgo mínimo es evidente, y solo comparable a la ausencia total de oposición lo cual favorece, sin duda, a un ambiente generalizado de corrupción.

La reciente jornada de manifestaciones, conocida como “la toma de Lima”, no ha logrado su objetivo fundamental de hacer renunciar a Dina Boluarte. Era previsible. Esta “toma de Lima” es lo más parecido a las tres mociones de vacancia presentadas contra Pedro Castillo, estaban condenadas al fracaso desde su planteamiento y solo servían para fortalecerlo. El gobierno de Boluarte actuó bien, sobredimensionando la marcha, para luego transmitir una sensación de triunfo, una percepción nada más, pues un gobierno policiacodependiente simplemente no tiene sostenibilidad.

Algunos señalan que no hay derrotados en esta jornada. No lo veo así. Una derrota no significa necesariamente que otro gane. Se debe ver en contexto y está en función de lo que se quiere obtener. La caviarada (o izquierda caviar, como prefiera) se la jugó a ocupar el rol de portaestandarte de la protesta popular. Impresentables excongresistas amigos de aquél que lleva el alias de Lagarto, el mismo Vizcarra y frustrados candidatos presidenciales pretendieron ganarse con las masas y convertirse en una suerte de líderes de la oposición. El pueblo los rechazó, pues no solo no quisieron marchar con ellos, sino que los despreciaron en redes y plataformas de activistas. La caviarada está en declive y debe continuar en esa senda pues son los grandes culpables de la situación actual. Son los grandes derrotados de esta jornada. Sin ninguna duda y sin eufemismos.

“E pur si muove” decía Galileo Galilei. “Sin embargo se mueve” y estoy seguro que será así. La presidenta Boluarte debe entenderlo y no dejarse llevar por los ansiosos hombres de negocios disfrazados de políticos que la rodean. Las protestas continuarán y la mejor solución a ello será entender que no puede continuar con un gabinete encabezado por Alberto Otárola. Es una apuesta de altísimo riesgo creer que el país puede continuar así, sumido en la zozobra e incompetencia, 36 meses más.

Juan Sheput
21 de julio del 2023

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