Carlos Adrianzén
Un Congreso de izquierda
Las iniciativas congresales refuerzan la tolerancia a la corrupción burocrática

Preámbulo necesario
La gente repite que los peruanos actuamos y votamos emocionalmente. No he encontrado un solo trabajo serio que contraste fehacientemente esto, si acaso se contabilizan propiamente nuestros votos. Paralelamente la gente también repite que las categorías de izquierda o derecha políticas han sido superadas. Desdichadamente para estos creyentes, si definimos la izquierda como lo que es (opresión política económica con ideales diversos) y la derecha como lo opuesto; encontraremos que los altos índices de libertad económica y política –ergo, lo que sería derecha política (i.e. la baja opresión)– se registra concretamente en naciones desarrolladas y poco burocráticamente corruptas.
Y que hoy la izquierda prolifera –desde muchos gobiernos en Norteamérica y Europa, con la etiqueta mercantilista (opresión para favorecer a privados)– y en el mundo en subdesarrollo, en regímenes socialistas totalitarios; con altos estancamiento, corrupción burocrática y abrazando niveles de opresión espantosos (i.e.: Corea del Norte, Cuba, Siria, Venezuela, Guinea Ecuatorial, etc.).
Tengámoslo claro. Ex post, eso es la izquierda. Diferentes grados de elevada opresión envueltos de un bonito discurso. De esos izquierdistas tenemos bastantes en el Perú. En la historia y en la actualidad. En cambio, personas que factualmente defiendan libertades y la propiedad privada existen muy pocos. Agreguémosle a este reconocimiento que la evidencia empírica global reciente contrasta que la opresión –la izquierda– resulta económicamente tóxica.
Atrévase a revisar la evidencia empírica global y tendrá que contentarse con el plano retórico. Con data, no existe un régimen de izquierda precisado que sea económicamente exitoso o siquiera registre una burocracia poco corrupta.
Larga vida a los congresos obstruccionistas
Primero que nada, recordemos lo elemental. Usualmente un congreso hiperactivo –y hasta técnicamente deplorable–, es algo mucho mejor que uno abyecto o inexistente. Palabrerías afuera, la separación de poderes existe para complicar el abuso de alguno de ellos.
Aun los Ejecutivos y Legislativos más cantinflescos usualmente, en sus afanes de quebrar la separación de poderes –léase: avasallarse mutuamente– obstruyen las ideas disparatadas del otro. Y eso es algo bueno.
Podemos, por lo tanto, reconocer que –dada la calidad de nuestra burocracia– tener un congreso no abyecto resulta algo superior a no tenerlo.
Acuérdense de esto a la hora de votar. Y desprecie con entusiasmo las recomendaciones de los analistas cómplices acerca de que su candidato presidencial obtenga una mayoría congresal (para robar y abusar en forma impune).
Un congreso vergonzante (como los anteriores)
Héroes y heroínas fuera (de una ajustada docena de 135 burócratas electos y un ejército indeterminado de colaboradores y colaboradoras especiales), la calidad del Congreso actual es materia pública. La Gobernanza de su legislatura –y sus sombras– ha sido tejida consistentemente desde la hedionda dictadura militar setentera hasta la fecha.
En gran medida el desastre graficado en la primera figura de estas líneas se asocia a la inoperancia de este Congreso liderado por los filo senderistas y sus furgones de cola (i.e.: los grupos de Acuña, Luna Gálvez y Fujimori). Ellos, por acción y/o por incapacidad e indiferencia, se explica que la pobreza nacional haya dejado de reducirse y hoy explosione.
Sí, para millones de habitantes en el Perú hemos pasado de ser un cielo económico a un infierno con más de tres millones de nuevos pobres y ni-nis.
¿Cómo lo hicimos?
Aquí la respuesta nos muerde (ver gráficos 2,3 y 4).
En medio barbaridades legislativas en la forma de: (1) robos previsionales sucesivos, a los que se llaman “Retiro de Fondos de las AFP” (y solo implican una expropiación indirecta al usar fondos privados como subsidios directos vía un cambio regulatorio); o (2) quiebres inconstitucionales de los derechos de propiedad en persecuciones ideológicas o similares, a los que se etiquetan como Pérdida de Dominio sin un debido proceso; o (3) Iniciativas de Gasto inconstitucionales como los Bonos de Escolaridad para burócratas sin escolares, nadie dice nada. Nadie… ni la Contraloría General de la República, Ni el Ministerio Público, ni el Defensor del Pueblo, ni el dudoso Tribunal Constitucional. Nadie va preso.
Así espantamos. La Ley no se cumple ni siquiera a los niveles requeridos para atraer inversiones al país. Ergo, para reducir una incidencia de pobreza creciente.
El gráfico 2 muestra una tendencia aberrante.
Igualmente, las iniciativas congresales refuerzan esto con una tolerancia a la corrupción burocrática que se luce desde el mismísimo equipo legislativo (con niños y mocha sueldos incluidas). Eso sí. Si usted vota por la izquierda, no puede quejarse(ver Figura 3).
Pero nótese aquí, muchos grupúsculos etiquetados como de derecha solo son otras agrupaciones afines a la opresión. No respetamos la propiedad privada a niveles mínimamente aceptables.
Es decir que –técnicamente hablando y con alguna afortunada excepción– los peones de FN, APP y Podemos defienden ideas tóxicas de izquierda y… ni siquiera lo saben.
Todos ellos –abrazados con Puka y los Niños– votan por expropiaciones indirectas, irrespeto a los derecho de propiedad, iniciativas de gasto inconstitucionales, siempre.
Epílogo: no nos quejemos
Votamos por un Congreso con estas ideas porque o compartimos ideas tóxicas sin saberlo o toleramos ideas económicas tóxicas por un interés individual y miope.
Tenemos pues lo que nos merecemos.
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