Berit Knudsen
Triunfo de Trump en medio del partidismo negativo
Estadounidenses optaron por un liderazgo fuerte y firme
Donald Trump ha sido elegido presidente de Estados Unidos con 294 votos electorales, superando la valla de 270, muy por encima de la opositora demócrata Kamala Harris. Trump, derrotado en 2020 por Joe Biden, llega a su segundo mandato con mayoría en el Senado, Cámara de Representantes y el apoyo del 51% de los electores, reflejando una tendencia pendular ante el descontento, lo que ha permitido el regreso del partido Republicano.
Las frases más recurrentes durante la contienda presidencial fueron: "Soy Trump, ya me conocen" y, la de Kamala Harris, "Yo no soy Trump", síntesis que refleja la creciente tendencia mundial del “partidismo negativo”, caracterizado por campañas electorales basadas en enfrentamientos y oposición al adversario más que en propuestas constructivas. Los votantes fueron movilizados más por rechazo al otro candidato, centrados en emociones fuertes, que por los debates sobre políticas y soluciones. China, Rusia e Irán, señalados por utilizar redes sociales con campañas de desinformación, buscaron confundir y enfrentar a los votantes sin apoyar a ningún candidato, para debilitar el sistema democrático con un clima de polarización y desconfianza.
La campaña de Trump se enfocó en el lema "América primero", priorizando asuntos internos y la recuperación económica del país. Propuso reducir impuestos individuales y de las empresas para contrarrestar el decrecimiento industrial y buscar el regreso de compañías norteamericanas a los Estados Unidos. Planteó políticas arancelarias proteccionistas, imponiendo tarifas del 10%, 20% y hasta 60% (en el caso de China) para fomentar la producción nacional y los ingresos fiscales, pero estas medidas podrían generar tensiones con el gigante asiático. Ha convocado, además, al millonario Elon Musk para hacerse cargo del control del gasto público.
En materia migratoria, Trump presentó propuestas para reforzar la seguridad fronteriza con severas leyes contra la inmigración irregular. Este enfoque resonó en sectores del electorado preocupados por la seguridad y el impacto económico de las migraciones, convirtiéndose en tema determinante en un escenario que ha multiplicado cuatro veces el número de ilegales, sector a cargo de Harris.
Kamala Harris centró su campaña en los cambios y temas sociales. Propuso reducir los impuestos a los sectores de menores ingresos y aumentar los de las corporaciones, solucionando problemas como la deuda médica y el costo de vida a través del incremento del gasto. Sin embargo, no supo explicar sus propuestas económicas y diferenciarse de la administración Biden; sus respuestas evasivas afectaron la percepción de los votantes indecisos. El tema del aborto fue central en su campaña, la defensa del derecho a decidir de las mujeres, un asunto que resultó tener menor relevancia para el electorado que las preocupaciones económicas y de seguridad. Trump solucionó la disyuntiva delegando estas políticas a cada uno de los Estados.
La política exterior es un tema central para esta potencia mundial que busca fortalecer la economía norteamericana y el dólar, frente a iniciativas de bloques como los BRICS, que pretenden un nuevo orden mundial. Los conflictos internacionales que proliferaron durante la administración Biden son un tema que Trump no podrá evadir. Los conflictos bélicos en Ucrania y en Oriente Medio no serán tan fácilmente resueltos como Trump supone. China, principal rival de los Estados Unidos, será un tema esencial para su administración. Y en el ámbito sudamericano, Venezuela es un asunto pendiente.
Los estadounidenses parecen haber votado por un liderazgo fuerte y firme, especialmente ante las preocupaciones sobre seguridad interna y económica. La figura de Trump, conocida por su estilo directo y políticas enfocadas en asuntos internos, atrajo a los votantes –especialmente a los afroamericanos, latinos y a la población masculina– que buscan estabilidad y crecimiento económico. Pero la victoria de Trump refleja también el rechazo ante el fortalecimiento de tendencias extremas de izquierda en el espectro norteamericano. Esperemos un gobierno firme, con madurez, en el que se prioricen los intereses de los norteamericanos y el mundo para fortalecer la democracia.
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