Tareas urgentes para el Ministerio del Interior

La gestión responsable de la cosa pública implica conocimiento realista de la realidad a encontrar y determinación de objetivos específicos para diseñar estrategias y tácticas a desarrollar ante los distintos escenarios que pueden producirse. Echada a andar está dinámica, toca seleccionar a las personas cuyas capacidades morales y profesionales, experiencia y red de contactos sean más aparentes para esperar racionalmente un buen resultado. Están claros los inmensos riesgo que trae que el poder sea alcanzado por quien originalmente apostaba solo a una representación en el Congreso.

La inseguridad es el principal problema que aqueja a nuestra ciudadanía, acicateado por el reciente descubrimiento de los altos niveles de corrupción precursora de la impunidad. Tras los resultados de la última elección presidencial no era difícil prever que ocurriese lo que hasta hoy viene ocurriendo, el crecimiento geométrico del riesgo urbano y rural para la integridad y el patrimonio del ciudadano respetuoso de la ley.

La tarea encargada al flamante Ministro de Interior se hace más difícil por diversas razones. La tolerancia usual que acompaña el inicio de un Gobierno que empieza ya se la bebió PPK. La velocidad de la crisis y la sucesión democrática le dejaron a este ministro (como a otros) muy poco tiempo para hacerse a la silla y entenderla en sus distintas facetas (que van bastante más allá del necesario ángulo policial), antes que la bestia empiece a corcovear. Y menos tiempo tiene aún para tomarse armando el equipo necesario, así apele a su experiencia policial, lo que lo expone al riesgo de dejar en su posición a los coautores de cinco años de asesoría y 20 meses de desmadre y prosa vacía, aplaudida por los amigos de la redacción y del cafetín.

Aunque se estrenó con versión limeña del accionar de las maras, aprovechando la sequía policial que aquejó muchas zonas por la Cumbre de las Américas, lo justo y lo racional es dar tiempo a que su gestión decida a quienes convoca y a que despliegue la estrategia que espero traiga pensada, evaluada y pensada con anterioridad. Entretanto, propongo ver que ha dado mejor resultado en las democracias sólidas del planeta (dejo de lado las dictaduras, porque en ellas es fácil recurrir al aniquilamiento extrajudicial o el ocultamiento de la realidad) para enfrentar con aceptables niveles de éxito sostenido la creciente amenaza del crimen organizado y el terrorismo internacional, a menudo en simbiosis.

Las fórmulas mágicas solo existen en la cabeza de los que no han crecido y en la lengua de los que viven engañándolos. La historia y la razón coinciden demostrándonos que en seguridad ciudadana, como en todo campo del conocimiento humano, la forma más eficiente de encontrar y ejecutar soluciones es contar con un grupo humano dedicado al estudio comparado realista (atención al resaltado) de la problemática. Incluso durante una gestión ajena y con necesaria independencia económica del gestor gubernamental, ya que las consultorías al ministro de turno impiden la necesaria crudeza e independencia en el análisis.

Lo descrito en el párrafo anterior solo es posible si se articulan think thanks, mejor si están ligados a los partidos políticos, pero pueden también ser independientes de estos. Todo ello con un flujo de fondos continuo y garantizado, que permita cubrir el pago a tiempo completo del personal encargado de las labores operativas de la investigación y al menos lo necesario para cubrir la dedicación parcial de los llamados a dirigir el análisis. Solo así es posible esperar respuestas racionalmente eficaces en el corto, mediano y largo plazo. Hace rato llegó la hora de empezar a aprender del mundo y mirar más allá del corto plazo.