¿Quién gana y quién pierde?

Polarizar y ningunear no contribuye a la unidad nacional

Según el abogado William Paco, para Alberto Fujimori una parte de los votos obtenidos por su hija Keiko son suyos. El ex presidente sabe que algunos candidatos al Congreso, desobedeciendo alguna directiva partidaria, colocaron su foto en sus propagandas para mejorar la votación; sabe que el “fujimorismo sin Fujimori”, que impulsa Fuerza Popular (FP), descansa en un electorado que mayoritariamente le guarda simpatías. Por eso Kenji, el engreído de la DINOES, sin pensarlo dos veces y sin medir consecuencias, le enmienda la plana a su hermana y afirma que él también quiere ser candidato presidencial. Y declara además, en entrevistas negadas, que “la alta votación es el reconocimiento a todo lo bueno que hizo su padre”.

Los electores naranjas no se explican por qué la mayoría obtenida en el Congreso por FP podría dejar a Keiko sin la presidencia en segunda vuelta. No aceptan lo que la calle dice, el pedido de compartir con otras fuerzas la conducción del país, de un “equilibrio de poderes”, de impedir que el manejo público lo tenga una sola dirigencia sabiendo del carácter vertical que FP no oculta. ¿Quién gana la elección no tienen acaso el derecho —con el poder del voto popular— de ejecutar sus planes políticos? ¿No pueden los fujimoristas reclamar la libertad de Alberto Fujimori si creen que un juicio político lo mandó a la cárcel?

La posición de FP en el tema 24x24 es claramente oportunista. “¿Qué tiene de malo que un policía cuide un chifa?” dice Fujimori sin inmutarse, afirmando además que los transgénicos no van. Y PPK soslaya transgénico y usa “semillas mejoradas”. ¿No saben que la biotecnología produce soya y maíz —alimento para pollos cuyo destino son las brasas— en Paraguay y Cuba, frijol en Brasil, maderas en Colombia; y que Argentina y Brasil, como India —de mayor diversidad biológica— son los primeros productores de transgénicos y que los envasados se elaboran con cultivos mejorados?

Si en segunda vuelta no peligra el “sistema”, lo que hay ahora es autoritarismo, neoliberalismo, mercantilismo, clientelismo, populismo, tecnocracia, demagogia, groseros ofrecimientos y mentiras maquilladas que el elector deberá elegir de una de las dos derechas. ¿Dónde están los voceros que, con perspectiva popular, sinteticen los planes de gobierno de manera clara y sin ambigüedades?

Más respeto con el elector. Polarizar y ningunear no contribuye a la construcción de la unidad nacional. Los fuegos cruzados de señalamientos ofensivos dañarán la gobernabilidad. Si la segunda vuelta es voto a voto, el viaje de PPK a New York, además de familiar, fue por algunos de los 800,000 votos necesarios para asegurar su triunfo. Un voto hará la diferencia y ese podría estar en Paterson, NJ.

La mayoría parlamentaria de FP no garantiza los resultados que espera la población. Conga no va por falta de condiciones sociales. ¿Cuatro congresistas fujimoristas de seis en Cajamarca revertirán la situación? ¿Los 73 fujimoristas (del total de 130) harán política para mejorar la situación social y económica, señalarán el camino conveniente, harán cruzadas por la educación y los asuntos de Estado?

Ya no hay discursos políticamente correctos de la izquierda; ahora cualquier error volvería a ser el “matamos menos” del 2011. ¿Por qué entonces, Fujimori apoya a mineros informales si medioambiente, lavado de activos y evasión de impuestos son temas tan sensibles? ¿Podrá el fujimorismo manejar la oposición callejera y violenta sin ceder posiciones? Habiendo ganado, ¿perderá ante ellos?

Manuel Gago