Enrique Valderrama

¿Qué significa la renovación del APRA?

Desde lo programático hasta lo operativo rorganizacional

¿Qué significa la renovación del APRA?
Enrique Valderrama
15 de junio del 2023


Agradezco al portal
El Montonero por la amplitud democratica de publicar este texto que tiene por objeto definir la renovación en el Partido de Haya de la Torre. Empiezo señalando que de ningún modo es un tema etario o de guerrillas facciosas sin prédica social. Eso podría imaginarse en un partido de operadores rentados, en el APRA las cosas nunca han sido históricamente así; se han debatido posiciones e impugnado actitudes, para luego tomar decisiones y salir posteriormente fortalecidos y en unidad.

Hay la necesidad de un agiornamiento que sea la respuesta a las nuevas correlaciones del poder económico y político de las grandes potencias mundiales y de lo que ocurre en Latam y en el Perú. Para generar una corriente que relance sostenidamente el aprismo necesitamos que esta tenga elementos intelectuales o de narrativa, de programa, organizacionales y comunicacionales. El reto es inmenso en un contexto de moda de impugnación de la democracia representativa, vía populismos de izquierda o de derecha y de algunos modelos mundiales que exhiben poder económico y tecnología pero con sistemas políticos cerrados. 

Un grave error que hemos tenido es que no se ha producido por escrito y sistemáticamente un nuevo relato explicativo de los hechos políticos y sociales de los últimos 40 años. La izquierda marxista ha copado ésto desde las cátedras universitarias y los colegios. La renovación debe presentar un nuevo relato, una nueva narrativa que compita con estos sentidos comunes instalados en la academia o los medios. En ello ya hemos avanzado ostensiblemente y pronto esto se empezará a notar con más fuerza con trabajos orgánicos y publicaciones de varios de nuestros nuevos cuadros insertos en las cátedras universitarias o del mundo de opinión social y política. 

Naturalmente desde los conceptos más de fondo hemos de decir que zanjamos plenamente con alguna relación con el marxismo. Cuestión por cierto que Haya de la Torre ya había dejado clara en referencia la base científica del instrumento filosófico. En tiempos de Hegel la comprensión de la dinámica del universo tenía cómo límite el marco conceptual de las leyes de Newton. En cambio la emergencia del APRA está enmarcada en las teorías científicamente rupturistas de Einstein y su relatividad general y especial. Teniendo fundamentos de la física -que determina en algún sentido la filosofía-  distintos era obvio que nuestro alejamiento del determinismo marxista se iba a acentuar con los años. Esto es importante hoy pues aún persisten interpretaciones muy minoritarias pero ruidosas respecto a emparentarnos con el marxismo que ha demostrado, sobre todo en sus derivadas contemporáneas, no ser democrático ni en la teoría ni en la práctica.

Dicho esto, y también como apunte conceptual, quiero dejar sentado que no toda izquierda es marxista. La izquierda o el socialismo es anterior al marxismo y superará en versiones modernas sus límites. Por eso en muchas latitudes existen los llamados socialismos democráticos. Sin embargo en Indoamérica nosotros nos definimos como "Democracia Social". Una perspectiva para nada anti empresarial pero sí pro mayorías nacionales, de trabajadores, de mipymes, de productores del campo, etc. Nuestra revolución es constructiva y científica y nuestro antiimperialismo hoy es aplicable al tratamiento que debemos darle al capital americano, chino, indio, europeo, etc. Es decir de tratamiento del capital extranjero en condiciones ventajosas para el país. Perspectiva que se ha perdido cuando vemos por ejemplo cómo el país permitió la invasión de las empresas brasileñas constructoras que respondían a una perspectiva sub imperialista brasileña. Una tesis moderna a desarrollar es la que hemos llamado "globalización constructiva sin imperio". 

Debemos admitir que estos debates han estado ausentes en el PAP en los últimos años. La corriente que venimos impulsando desde hace algunos años quiere recuperar el rumbo conceptual y por eso insistimos en relacionarnos con catedráticos universitarios y profesores de educación básica pública y privada en sendos eventos presenciales. La auténtica renovación tendrá entonces un componente de actualización doctrinaria sino no sería renovación. 

Desde lo programatico en los últimos años el PAP ha carecido en gran parte de propuestas para la gran parte de los debates en el país y de los sectores del Estado. La renovación debe venir con la articulación de un nuevo programa mínimo para la justicia social. Dentro de éste claramente se debe precisar los motores del crecimiento a nivel de reformas que profundicen la apertura comercial, de nuevos TLC y de megaproyectos de Infraestructura y productivos cómo la ampliación de la frontera agrícola o la viabilidad social de la minería moderna, incluso el cambio de matriz energética. Pero la corriente de renovación que representamos está orientada a ponerle un gran acento a la llamada "agenda social"; un conjunto de demandas de sectores sociales que en 12 años han sido abandonados.

Trabajamos en un programa de choque que incluya apoyo y reivindicaciones para los productores del campo de menos de 10 hectáreas, para la minería artesanal que sí se quiera formalizar, para dejar que el Estado y sus municipios sean los primeros cancerberos de las MiMypes y de los emprendedores (frente a cuya realidad proponemos la conceptualización de ellos cómo el "sector normal" de la economía), para visibilizar la problemática de los pescadores artesanales, para abordar la agenda social de la familia policial y militar de la que casi nadie habla, para resolver la agenda social de los pueblos en lucha por agua potable, vivienda social e infratestucra popular, etc. Pero también para frenar el abuso de posición de dominio de algunos oligopolios y monopsonios que operan sin que el Estado cumpla su rol regulador. Cuestión que vemos en los intereses de la banca, en el costo de los medicamentos, en el tema de los gasolinazos, en el esquema previsional, en el drama de los productores lácteos o de los de fibra de alpaca, etc; cuestiones estas últimas que abordaremos prioritariamente desde una perspectiva de la generación agresiva de competencia, vía soluciones de mercado, aunque no exclusivamente.

Hemos de decir que en este punto los voceros usuales del aprismo se han limitado a ser comentaristas del día a día de la política y a perder la orientación social y propositiva que siempre caracterizó al aprismo en su tradición. Creo que ello se debe superar. La población espera de nosotros una visión del país orientadora y no solo escaramuzas en la línea únicamente del poder institucional. La articulación de la "Agenda Social" es una tarea y que vamos desarrollando en al menos 10 conferencias presenciales públicas y múltiples mesas de trabajo digitales abiertas y cerradas. También incluimos debates de fondo como el balance y liquidación de la departamentalización que hizo Toledo ó la reforma del Estado o las reformas electorales necesarias aún en el país. Algunos de estos temas son abordados en nuestra "agenda constitucional", caracterizada por un reformismo constitucional orientado hacia lo social. La agenda constitucional por tanto versa sobre la reorganización del Estado vía reformas constitucionales parciales frente a la asamblea constituyente del radicalismo de izquierda marxista, que tiene fundamento ideológico antidemocratico y que rechazamos con firmeza. 

No dejaremos de lado por cierto el tema de la lucha anticorrupción y esta debe ser frontal en su dimensión del Estado pero también debe ser implacable con cualquier expresión de inmoralidad interna. Ese debe ser un mensaje potente para el pais. 

Desde lo operativo organizacional pienso en la necesidad de que la renovación del aprismo debe afinar un nuevo dibujo orgánico de nuestro aparato para representar las nuevas fuerzas sociales que aspiramos representar, de juventud, mujeres y emprendimiento, los nuevos temas y la nueva estructura del Estado que queremos gobernar. La renovación del APRA junto a las dirigencias de todo nivel debe impulsar que de alrededor de 80 comités activos provinciales pasemos a cuando menos 120 pero sobre la base de activarlos socialmente en los temas más representativos de sus comunidades y por lo tanto debe tener por principio la municipalización de su acción política.

La búsqueda del poder local debe ser el enfoque que debe caracterizar este nuevo ímpetu aprista. Es posible ahora que muchos partidos franquicia están entrando en desgracia o desprestigio. Sobre todo allá en las zonas en dónde históricamente hemos tenido predicamento electoral cómo el norte e Ica. Pero también avanzar en el Sur del país, sobre todo en las zonas altas es una obligación moral y organizacional del aprismo. No le dejaremos el espacio libre a la izquierda marxista radical. Tampoco en la selva donde hace falta la articulación de una agenda social amazónica. En ello hemos notado visitando al menos 70 provincias que los voceros usuales del PAP no han sido asiduos impulsores de organización y casi no se han apersonado en los últimos 10 años más allá de esporádicas visitas relámpago a las capitales de departamento. La actitud de la renovación del aprismo debe ser la de peinar el país varias veces antes del próximo proceso electoral dejando organización, directivas y línea política nacional y local.

En el ámbito de la comunicación pienso que es vital transmitir los mensajes de la nueva narrativa, del nuevo programa y la línea política en formatos más cortos y más modernos, más del mundo de redes que vivimos hoy. La generación fundadora del aprismo potenció la comunicación de masas vía grandes mitines y compitió a nivel del papel impreso con la prensa establecida, ellos a través de nuestra famosa "Tribuna"; por su lado la generación que accedió al poder pudo adaptarse a la comunicación por la TV y ahora nosotros debemos dominar la comunicación en un mundo de videos de 25 segundos y de tuits de 280 caracteres. Para ello, obviamente se necesitan nuevos voceros a nivel nacional, más temáticos que generalistas y con ideas frescas para este nuevo mundo que empieza a experimentar una nueva polarización que pareciera conducirse a una nueva guerra fría y de debates orientados a la cuestión del empleo en tiempos de Inteligencia Artificial, automatización y al cuidado ambiental.

La renovación de la línea política debe además separarse de compromisos mal entendidos en los últimos años que nos asocian a alianzas con los fujimoristas, con los que la última Célula Parlamentaria Aprista (CPA) compartió mesa directiva de manera innecesaria y que hoy, en tiempos de Boluarte, no eleva lo suficiente la voz, a pesar de la decadencia de ésta administración. También es necesario alejarse de las otras expresiones parlamentarias actuales que no significan ningún horizonte social por su inexperiencia o ausencia de ganchos populares. Ello se tiene que hacer sin duda con nuevos actores. Fue así respecto a lo que había antes de la generación fundadora en el país, fue así cuando la generación que accedió al poder asumió y debe ser así ahora también. 

La renovación en el Apra por lo tanto además de ser Inter generacional, principista, propositiva, descentralizada, no tutelada, debe ser también conceptual, programatica, organizativa y comunicacional. 

No es un tema etario ni un "quítate tú para ponerme yo". Es un asunto de propuesta y actitud. En esa línea creo que se empiezan a ver algunos avances.  Estamos seguros que en el mediano plazo ésto se consolidará y que la población reaccionará positivamente a nuestra predica.

Enrique Valderrama
15 de junio del 2023

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