Darío Enríquez

¿Qué más tiene que pasar para tomar decisiones radicales?

Hundidos en el fango de la incompetencia y la ignorancia

¿Qué más tiene que pasar para tomar decisiones radicales?
Darío Enríquez
22 de septiembre del 2021


Nuestro país vive una enorme desgracia provocada por nuestros despropósitos colectivos. Pocas veces se ha mostrado con tanta nitidez el fracaso estrepitoso de la llamada “democracia”, cuando el poder político se pone en manos de quienes no están mínimamente preparados para ejercerlo.

El bajísimo nivel cultural de Pedro Castilo es una muestra de lo más indigno y precario de nuestro país: la educación paupérrima. Con el agravante que se trata de un profesor. Difícil encontrar adjetivos que describan la inmensa desgracia que sufre nuestro país con gente así en el poder. Tomemos nota que aquí no valen para nada esas falaces justificaciones multiculturales de los “científicos sociales”: Castillo no es quechuahablante, su lengua materna es el español; y en cuanto a ser “victima del sistema”, tanto el progreso material en su pueblo de origen como su acceso a estudios superiores lo desmiente. Lo suyo es pose banal, histrionismo y poca vergüenza.

Hay quienes dicen que no es hora de buscar responsables, sino de proponer soluciones. Estoy convencido de que debemos hacer ambas cosas, porque ninguna solución será sostenible en el tiempo si no establecemos grados de responsabilidad. Caeremos en lo mismo si no lo hacemos. Eso de “todos somos responsables” tampoco procede porque no lleva a ningún lado, más que a ignorar la realidad y los hechos, para seguir en lo mismo, hundiéndonos en el fango de la incompetencia y la ignorancia encaramadas en el poder político.

Es cierto que muchos factores se han conjugado para estar donde ahora estamos, casi postrados y en colapso inminente. Los fenómenos humanos son muy complejos, intrincados y tortuosos. Pero frente a las responsabilidades, hay algunas que son directísimas e ineludibles para la conciencia. Ciertos “expertos” en política son muy hábiles para descartar o desviar las responsabilidades propias, mientras muchos otros, en forma ingenua, caen en las redes de esa prédica y se allanan mansamente ¡Basta de rodeos! Aquí debemos y tenemos que ser muy duros con aquellas clases medias “ilustradas” que apostaron a favor de la ignorancia, la delincuencia y la rapiña “zoocialista”. No solo nos remitimos a esta última elección, sino que es una línea de comportamiento sostenida en las tres últimas décadas. Asuman su responsabilidad. Es absolutamente insultante que sigan con esa monserga de “nosotros”, “todos somos responsables” o frases similares.

Hoy como nunca, como si fuera la suma de muchos pasivos que hemos venido dejando en el camino (de hecho, lo es), sentimos en el Perú el enorme peso de la desesperanza. Pensando en el destino de nuestro país, predomina el vacío y la incertidumbre. Tengo la impresión de que debemos y podemos tomar una decisión radical, estando al borde de la nada. Algunos eligen la indiferencia, otros la evasión, unos más se allanan a lo que otros decidan, pero quiero decir y quiero creer que me siento aún con capacidad para soñar –y seguramente no estoy solo– que otra vida es posible para nuestro Perú y su gente, dejando atrás todo aquello que nos ha traído a este momento tan crítico de nuestra historia.

Hay un enemigo común, el totalitarismo de izquierda y sus operadores, que no tienen ninguna reserva en mostrarse abiertos partidarios de la violencia física y el terror como arma política legitimada ideológicamente. También se encuentran en ese lado oscuro una parte importante de la izquierda elitista, que ha optado por servir a los intereses del proyecto totalitario. Pero aquellos que no aceptamos ni toleramos ese proyecto, más allá de diferencias, unidos debemos hacer frente a ese totalitarismo que pretende el poder total en nuestra sociedad. Han avanzado pero aún no lo logran. Si llegan a tener ese poder total, entonces será prácticamente imposible combatirlos con mecanismos formales y democráticos. Se cierne un grave peligro para nuestro Perú. Una vez que la causa de la libertad vuelva a instalarse, ya tendremos tiempo de resolver nuestras diferencias y acercar nuestros matices ¡Viva la libertad!

Darío Enríquez
22 de septiembre del 2021

NOTICIAS RELACIONADAS >

Sunedu y la calidad de la educación universitaria

Columnas

Sunedu y la calidad de la educación universitaria

En el debate serio sobre la educación superior hay consenso &nd...

11 de abril
Fue una guerra civil, no de Independencia

Columnas

Fue una guerra civil, no de Independencia

Veamos hoy algo de historia. En verdad tenemos algunos hechos largamen...

05 de abril
¿De qué violencia hablamos y a quién defendemos?

Columnas

¿De qué violencia hablamos y a quién defendemos?

En principio, queremos compartir con nuestros amables lectores que est...

28 de marzo

COMENTARIOS