Manuel Gago

Pedro Cateriano recargado

El premier de los quinquenios perdidos

Pedro Cateriano recargado
Manuel Gago
19 de julio del 2020


Pedro Cateriano ha sido nombrado por segunda vez presidente del Consejo de Ministros (PCM); la primera fue durante la gestión del presidente Ollanta Humala (2011-2016). Con el nombramiento, el presidente de la República, Martín Vizcarra, hace un giro ideológico porque Cateriano resulta, en todos los aspectos, opuesto al anterior primer ministro, Vicente Zeballos. Es también otra oportunidad de Cateriano para mostrar su capacidad ejecutiva, frente a los errores cometidos por el Gobierno enfrentando al coronavirus.

Como el ex presidente Alan García, Cateriano tiene su segunda oportunidad para no ser señalado como el premier de los quinquenios perdidos. Recordemos el desastre económico heredado del primer Gobierno del joven Alan García (1985-1990). Siendo justos, un desastre acumulado desde el primer Gobierno de Fernando Belaunde, la dictadura socialista de Juan Velasco Alvarado y el segundo gobierno de Fernando Belaunde (votado por el comunismo para cerrarle el paso al aprismo de Armando Villanueva). Sobre García, Pedro Cateriano publicó el libro El caso García, según el editor “los hallazgos de corrupción más escandalosos del primer Gobierno aprista”. Así, Cateriano ganó las simpatías de los sectores antiapristas, profundizando la división entre los supuestos impolutos y corruptos de la vida pública. 

No obstante, el desastre heredado por García sería igual o bastante peor al ocasionado por los gobiernos de Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra. Con el caso Lava Jato, la cultura de la coima se institucionalizó todavía más en las contrataciones del Estado, desde el Ejecutivo hasta la municipalidad distrital más alejada, ocasionando pérdidas económicas astronómicas para el país (más de US$ 3,000 millones solo en el caso Lava Jato) y la degradación de los proveedores estatales. La corrupción diseñada en el Foro de Sao Paulo (para desviar fondos para la internacional comunista y sus aliados) alcanzó niveles repugnantes. Sin embargo, al margen de los señalamientos de Cateriano y del antiaprismo, el segundo gobierno de García –por los indicadores de su gestión– fue bastante bueno (vea usted Reflexiones sobre la gestión de Alan García Pérez, del economista Carlos Adrianzén).

Además, para allanar su candidatura a la presidencia de la República –avalada públicamente por Mario Vargas Llosa, muy cercano a Pedro Cateriano–, Nadine Heredia (investigada en el Ministerio Público junto a Ollanta Humala por recibir dinero de la constructora Odebrecht), decidió la conformación de una megacomisión investigadora en el Congreso de la República. El objetivo de esa comisión, presidida por el ex congresista humalista Sergio Tejada, era hacer polvo la imagen de García. La prensa nadinista, auspiciada por la propaganda estatal, hizo la parte importante: borró la memoria de la masa peruana. 

Y así como García se rectificó en su segundo Gobierno, mostrando resultados, Cateriano puede hacer lo mismo y dejar de ser el premier de los quinquenios perdidos. Por mandato de la Constitución, la responsabilidad del Ejecutivo es la promoción de la economía, abandonada totalmente por Vizcarra y Zeballos. La Constitución de 1993 garantiza la transformación del país. Las reformas no pueden esperar más. Hace falta valentía para la decisión política. ¿Mucho pedir en un país congestionado de populistas y demagogos? 

Por lo pronto, Cateriano ha señalado la prioridad de destrabar las inversiones. En la lista están los proyectos mineros emblemáticos: Conga en Cajamarca, de US$5,000 millones; y Tía María en Arequipa, de US$ 1,400 millones. Una tarea para Rafael Belaunde, el nuevo ministro del sector Energía y Minas (Minem). Asimismo, destrabar los grandes proyectos hídricos; entre ellos Majes Siguas II en Arequipa, detenido por una adenda que cambia el sistema de conducción de agua; y Paltiture, entre Puno y Moquegua, detenido por una demanda en la corte de Justicia de Puno. Vale señalar que la ex ministra del sector Agricultura (Minagri), Fabiola Muñoz, prometió destrabar los proyectos hídricos necesarios para ampliar los territorios de cultivo. Promesa incumplida. La burocracia, la que debe ser reformulada, ¿le dará un portazo a Cateriano para mantener el statu quo? 

Cateriano es confrontador; no obstante, siendo primer ministro del nadinismo guardó las formas democráticas. En lugar de seguir batallando con los adversarios políticos, se debería reconstruir el desarrollo de la economía y apaciguar las diferencias de los peruanos. Cateriano, el primer ministro del Bicentenario, está obligado a ofrecer resultados. No hay otra manera democrática de librar al país del acecho comunista.

Manuel Gago
19 de julio del 2020

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