Eduardo Vega
¡Patas arriba!
La masacre de Pataz y la ruina del principio de autoridad en el Perú

El pasado fin de semana trascendió un hecho lamentable que solo puede calificarse como una masacre terrorista en Pataz. Una vez más, quedó al descubierto el paupérrimo nivel del gobierno en el Perú.
Como era de esperarse, los “líderes” de prensa salieron en masa a destrozar lo que queda de la imagen del actual gobierno, no sin antes recalcar que nuestra realidad es el producto directo de la gestión de los peores gobernantes de la historia reciente, quienes desde el Congreso y el Ejecutivo permitieron que esto ocurriera, como si ellos mismos no hubieran sido determinantes en esa elección.
No estoy seguro de qué indigna más: si el hecho mismo—la muerte de 13 agentes de seguridad—o la certeza de que todos sabíamos que algo así podía pasar en cualquier momento en esa zona del país, especialmente después del atentado contra la sede del Ministerio Público en La Libertad, hace un par de meses.
En efecto, en los últimos dos años, nuestras autoridades han degradado el Principio de Autoridad hasta tal punto que han reducido el “Estado de Emergencia” y el “Toque de Queda” a simples declaraciones publicadas en el Diario Oficial. Poco o nada pueden hacer frente a la criminalidad desbordada que azota diversas regiones del territorio nacional.
Todos sabemos que para enfrentar el crimen organizado—nacional e internacional—es indispensable actuar con inteligencia. Sin embargo, en estos tiempos de bajos niveles educativos y de comprensión lectora, ¿cómo esperar que eso ocurra cuando la presidenta no es más que el reemplazo de un personaje que ni siquiera sabía contar una historia coherente?
El problema no es solo que las máximas autoridades se comportan como inútiles (que lo son); además, quienes están en los mandos medios operan bajo la premisa errónea de que ser firmes en la aplicación del Principio de Autoridad equivale automáticamente a abuso. Temen tanto ir a la cárcel por acción como por omisión y, ante eso, prefieren no hacer nada, esperando que alguien con mayor jerarquía asuma la responsabilidad.
Lo que ha sucedido en el Perú es que representantes de tendencias socio-populistas y permisivas se han enquistado en posiciones clave del gobierno, precisamente donde se necesitaba ser restrictivo y severo en la aplicación de las normas. Esto ha derivado en un relajamiento de los procesos de control y en la creación de procedimientos que supuestamente regularizan actividades ilícitas, como ocurre con el REINFO, permitiendo dualidades “temporales” que en la práctica se vuelven permanentes.
Hoy resulta extremadamente difícil revertir una tendencia que ha desembocado en el trágico evento de Pataz. Así como hay un control laxo de municiones y explosivos para la minería “artesanal”, también existe un escaso control fronterizo de bienes y personas, vigilancia mínima sobre embarcaciones pesqueras, nula supervisión ambiental y un desinterés total incluso por el control de tránsito, lo que ha degenerado aún más el respeto por la institucionalidad.
Para que una nación exista como tal, y sea reconocida como válida por su propia población, es fundamental que el aparato estatal ejerza su hegemonía de manera directa y continua. Solo así se puede garantizar la validez inmediata de sus disposiciones, por encima de cualquier cuestionamiento subjetivo impulsado por quienes buscan desestabilizar. Esto implica, como mínimo, que el Estado garantice tres servicios esenciales: Salud, Educación y Seguridad. Solo desde esa base puede exigir respeto por sus disposiciones. Todos sabemos que eso no está ocurriendo.
Dina y su gabinete están desempeñando un papel desastroso, que puede resumirse en una continua queja por la dificultad de la tarea. Esto no solo favorece la proliferación de los problemas que ya conocemos, sino que también confirma una tara histórica de la izquierda a nivel mundial: solo sirven para quejarse. ¿Tienen dudas? Vean a todos los periodistas y activistas que apoyaron la elección de Perú Libre, hoy quejándose por todo lo que está patas arriba. ¡Pero el resultado actual era absolutamente previsible desde la campaña de 2021!
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