Miguel Pons
Parió Paulita
Elecciones y crisis institucional
Las marchas y contramarchas del Jurado Nacional de Elecciones y los Jurados Especiales han enturbiado y puesto en riesgo las elecciones políticas generales a menos de cuarenta días de los comicios. Lejos de resolver las apelaciones con decisiones unánimes de sus miembros, éstas son por mayoría. Diferentes interpretaciones de la ley y reglamentos las ponen en duda y dividen a los electores que desconfían de las mismas. ¿Defecto de las normas o incompetencia de sus funcionarios?
De otro lado, justificadamente el presidente del JNE acusa al Congreso de haber demorado la aprobación del nuevo reglamento que es “la madre del cordero”. Los congresistas no quieren perder a sus electores ni sus privilegios, de ahí que prefieran “torpedear” iniciativas del órgano electoral.
Finalmente, el Jurado se ha pronunciado y puesto fuera de carrera a dos oportunistas e incompetentes que creyeron podían burlar los procedimientos establecidos por la ley y los reglamentos. Hay otros esperando en salmuera.
César Acuña Peralta, que exhibía su fortuna bien o mal habida como “plata como cancha”, quería ocupar la Presidencia de la República como la culminación de su carrera política después de ser alcalde y gobernador regional. ¿Presidente de la República? ¡Pero si no sabe ni leer!
En cuanto a Julio Guzmán, es evidente que tenía apoyo oficial y, diríase por su capacidad de movilizarse por todo el país, que también tiene “plata como cancha”.
Así, que finalmente “parió Paulita” y el panorama se aclarará cuando de JNE se pronuncie acerca de las tachas que pesan sobre otros candidatos.
Pero aun cuando esto se produzca, las elecciones se habrán teñido de dudas.
¿A quiénes irán los votos de quienes los apoyaban? Esto es una incógnita. Sabemos que las empatías de los electores surgen de sus emociones y esto es más pronunciado en los tres millones de electores jóvenes que votarán por vez primera en su vida. Tenían trece años en las elecciones anteriores. ¿Habrán madurado lo suficiente para tomar decisiones tan importantes como para elegir a un nuevo gobierno y a los integrantes del Congreso? Lo dudo.
Nuestros congresistas han demostrado su mediocridad, su afán por incrementar sus ingresos y su indiferencia por aprobar las leyes que son su razón de ser. ¿Cuántos cientos proyectos de ley están a la espera de ser aprobados? Los ciudadanos perciben su incompetencia y la condenan a una alta desaprobación porque han perdido, si alguna vez la tuvieron, la confianza en las instituciones tutelares del Estado.
El Poder Judicial al que urge reformar y no incrementar sueldos, algo que significaría premiar a sus integrantes. ¿Es posible que un juez que prevarique sea sancionado con una amonestación escrita o suspensiones de tres meses con y sin sueldo, según el caso, y al cabo de ese período retornen a ejercer sus cargos? La ley le llama “faltas” leves, graves y muy graves. ¿Y qué si perjudicaron a un litigante que no recibirá compensación alguna? ¿No sería lícito sancionarlos con el embargo y subasta de sus patrimonios por el delito, no falta, cometido y que lo obtenido se adjudique al damnificado?
Juzgue usted.
COMENTARIOS