Arturo Valverde

Palabras repetidas

Pescando descuidos en grandes obras literarias

Palabras repetidas
Arturo Valverde
09 de diciembre del 2020


A menos de que se trate de un error de traducción, y en estos tiempos donde la exigencia en la escritura parece ser muy rigurosa, quería comentarles que no hace mucho, cuestión de un par de semanas atrás, un colega y yo revisábamos un texto, remarcado por la tinta del lapicero que teníamos a mano. Encima de cada uno de estos trazos destacaban las palabras repetidas en el texto. “¡Qué manera de repetir las palabras!” “¿Se pueden repetir las palabras?”, parecía pensar mi buen amigo, mientras marcaba otra palabra que aparecía dos o tres veces en un mismo párrafo.

En esta tarea nos encontrábamos, cuando vino a mi mente una pequeña reflexión literaria. Recordé, en ese instante, allí sentados frente al texto, algunos pasajes de las obras más célebres de algunos escritores, donde se pueden pescar con facilidad, en anchas redes, un sinnúmero de palabras repetidas en un solo párrafo; si acaso se trataran de peces, claro está.

En el Capítulo VIII de “Adiós a las armas” de Ernest Hemingway, podemos encontrar muchos peces del mismo color, que resaltaré en negro para su rápida ubicación: “Al día siguiente nos avisaron de que, río arriba, se produciría un ataque y que debíamos mandar cuatro ambulancias hacia aquel lugar. Nadie sabía nada, y todos hablaban con gran seguridad y con profundo conocimiento estratégico. Yo iba en la primera ambulancia, y al pasar frente al hospital británico ordené al conductor que se detuviera. Las otras ambulancias quedaron alineadas detrás de nosotros. Bajé y dije a los conductores que continuasen y que me esperasen en el cruce de la carretera de Cormons, si todavía no les había alcanzado”. 

Solo en un mismo párrafo: Ambulancias, ambulancia, hospital, conductor, ambulancias, conductores. Situación similar se presenta a lo largo de toda la novela.

De igual manera, en el Capítulo XIX de la Primera Parte de “La Guerra y la Paz” de Tolstoi, la repetición es más evidente aquí (por motivos de extensión acortaré la cita):

–Ah, mon ami, oubliez les torts qu´on a pu avoir envers vous, pensez que c´est votre père… (…) –contestó a la mirada del joven; y avanzó con más prisas por el pasillo.

Y líneas más adelante:

–Soyez homme, mon ami, c´est moi qui (…) –contestó a la mirada del joven; y avanzó con más prisas por el pasillo. 

Ciertamente, las “repeticiones” o las veces en que estas palabras aparecen cumplen un propósito, psicológico incluso, que ameritará una siguiente columna. Por lo pronto, no puedo dejar de imaginarme la suerte que habrían sufrido estas líneas en manos de correctores desalmados, antes de su publicación.

Arturo Valverde
09 de diciembre del 2020

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