Pacto por los electores: utopía o realidad

Sobre la propuesta de Hugo Otero en favor de un acuerdo político de cara al 2016

Hugo Otero escribió la semana pasada un artículo en el que señala la necesidad de un “Pacto político por los electores”. Sus argumentos son: Los políticos y el sistema democrático no tienen legitimidad popular y el pueblo puede buscar una solución autoritaria; es necesario “establecer un acuerdo político” que conecte la campaña electoral con los intereses de los electores, es decir, darle LEGITIMIDAD al nuevo gobierno -quien sea elegido el 2016-; y finalmente que la campaña electoral puede “servir para encontrar soluciones efectivas a los problemas nacionales”.

NO estoy de acuerdo con mi querido amigo Hugo. La propuesta del “pacto por los electores” se entiende como una disquisición intelectual alejada del pueblo. En segundo del lugar parece un “acuerdo” para repartirse puestos en el futuro gobierno  (aunque la intención sea un acuerdo programático por el Perú).

Es una propuesta “utópica”  en un país todavía “adolescente” como señalaba el título del famoso ensayo de Luis Alberto Sánchez. Somos un país fragmentado políticamente. Tenemos 25 movimientos políticos –aproximadamente- por región y 19 partidos nacionales que hacen imposible un acuerdo democrático. Además, la clase política está alejada de la realidad nacional y de los intereses populares.

El Perú tiene 10 millones de peruanos sin agua ni desagüe. Pero no es un tema prioritario en el debate político. El País requiere aproximadamente US$ 88 mil millones de inversión en infraestructura (puertos, carreteras, aeropuertos, telefonía rural, internet, hospitales, colegios, represas de agua, etc.), y es un tema casi invisible.

Los campesinos claman por asistencia técnica (por ejemplo el millón de productores de café afectados por la plaga de la roya), y nadie  sabe quién es el Ministro de Agricultura ni cuáles son las políticas en favor del desarrollo agrario. Todos sabemos que el proceso de regionalización va camino al fracaso por la ineficiencia gerencial y la corrupción, sin embargo seguimos con el mismo sistema (salvo iniciativas anecdóticas de prohibir la reelección de los “presidentes regionales”).

Los mineros informales, la siembra de coca, la falta de plantas de residuos sólidos, destrozan el ambiente, y el Perú es sede de un cónclave mundial de “protección del medio ambiente”. La realidad  es que los peruanos no tenemos políticas públicas ambientales efectivas y eficientes.

Las reformas para fortalecer los partidos políticos y la democracia en los mismos se convierten en tema cada vez que delinque un congresista. Entonces los mismos congresista peroran en los medios que “eliminarán” el voto preferencial, que volveremos a  tener un Senado lucid, etc. Demagogia de una clase política desacreditada. No harán ninguna reforma.

Lamentablemente estamos lejos de tener un pacto por la democracia como el de La Moncloa  (España  1977) que fue un acuerdo entre los empresarios, los sindicalistas y los partidos políticos españoles por el “saneamiento de la economía española”. Es decir un pacto por la democracia y el desarrollo.

Las elecciones del 2016 serán una guerra de todos contra todos. En la que primará el insulto, la vulgaridad y la difamación. Será el “reino del marketing” que buscará reemplazar la falta de propuestas políticas o programas serios de gobierno. La política en el Perú requiere renovación, hombres que comprendan las contradicciones populares, dirigentes que conduzcan al pueblo por la democracia y el desarrollo en libertad. Luego de esta guerra por el poder el nuevo gobierno tendrá la obligación de convocar a todos los peruanos a un gran acuerdo por el Perú. Lamentablemente ese el camino que nos espera.

Por Tino Santander Joo
(02 - dic - 2014)