Carlos Adrianzén

Otra vez ayer

No crecemos hoy porque ayer nos aplicamos barreras socialistas y mercantilistas

Otra vez ayer
Carlos Adrianzén
11 de abril del 2023


Cerrado el primer trimestre del 2023, el panorama económico peruano no pinta tan auspicioso y acogedor como lucía usualmente algunos años atrás, cuando éramos estables, crecíamos en forma incipiente y reducíamos pobreza consistentemente. No es solo que tanto la carencia de liderazgos lúcidos cuanto el ruido político local construyan una visión desconcertada del futuro económico del país, es la forma como nos hemos venido gobernando en el pasado reciente (post 2011) lo que nos pegaría con mayor dureza.

Un buen ejemplo en esta línea lo grafica los enésimos desastres asociados a fenómenos climatológicos a lo largo de casi todo el país en los últimos meses. Estos no son fenómenos inusuales ni sorprendentes. Se repiten a lo largo de nuestra historia con marcada recurrencia. Lo peor de estos desastres no solo es la destrucción. Lo peor resulta que –bajo la institucionalidad adecuada, en manos privadas– estos fenómenos implicarían inversiones en infraestructura que no solamente hubieran minimizado las desgracias, sino también maximizado el producto bruto interno de regiones enteras de la nación, y reducido significativamente su pobreza.

En cambio, bajo la institucionalidad prevaleciente, estos fenómenos usuales y nada sorprendentes configuran el ambiente ideal para opciones estatistas y mercantilistas. Todas selladoa por la corrupción a todo nivel de gobierno.  

No es sorprendente tampoco el llanto ex post de burocracias diversas por administrar ellos –desde diferentes instancias de gobierno– los recursos. Tampoco es rara, frente a los desastres, la plañidera campaña mediática que repite que los burócratas incapaces de las zonas “conocen”, que ellos serían una suerte de expertos en hidráulica, eco geografía, gestión pública, diseños de infraestructura de transporte, de irrigaciones, ubicación geográfica óptima de los conglomerados urbanos, etc. Algo tan falso como sostener que usted mismo puede realizarse una operación de microcirugía cervical sin haber pisado una escuela seria de medicina humana.

Lo que nos sucede hoy con los desastres en Piura y en todo el país refleja nuestras decisiones pasadas. Elegimos candidatos no preparados y toleramos institucionalidades corruptas. Desde hace décadas bloqueamos sistemáticamente inversiones privadas que hubieran rentabilizado las lluvias (vía la inversión privada en las infraestructuras requeridas) e implicado un sostenido crecimiento en las zonas que, otra vez, lloran sus desastres.

Hoy –y década tras década– pagamos la cuenta de los menús (de alcaldes, presidentes, gobernadores regionales o congresistas) que consumimos políticamente. Pero nótese, a ellos los elegimos nosotros, no salieron elegidos por casualidad. Y los elegimos porque ellos nos ofrecieron lo que nosotros queríamos escuchar. Ellos tenían muy claro que votaríamos por ellos si hacían alguna obra, así robasen. Nunca aprendimos que quien roba no se distrae mucho haciendo obras.

Tampoco ponderamos que ellos aprendieron que –a la usanza de los vergonzantes Petro de Colombia o AMLO en México– empobreciéndonos nos hacían dependientes. ¿Por qué cree que hoy en el Perú actual existen más de veinticinco agrupaciones políticas con fines de lucro salivando por un nuevo proceso electoral?

Pero el ayer nos golpea también macroeconómicamente. Si hoy no cumplimos la meta inflacionaria es porque ayer comenzamos a emitir dinero para cubrir programas de subsidio. Esto frente a una pandemia que el Gobierno manejó pesimamente al proscribir regulatoriamente la producción y el consumo, y al mismo tiempo caer en casos masivos de corrupción burocrática en la compra de insumos médicos.

Si hoy cada vez crecemos menos –y la pobreza inunda nuestras calles a lo largo de todo el país– no es por casualidad. No fue la pandemia, ni el covid-19. Ayer cambiamos drásticamente la política económica en la dirección errónea. Nunca hubo piloto automático. Hubo más ministerios. Hubo desplazamiento de inversiones privadas con más corrupción en obras públicas (con carreteras y refinerías costosísimas). Hubo más intervención estatal (léase, regulaciones) por causas cada vez más absurdas y arbitrarias. Hubo saqueos de seguros de desempleo (CTS) y fondos previsionales. Hubo regalos para partidos políticos selectos. Hubo grandes retrocesos, casi tanto como en Chile o Argentina, donde todavía hay cándidos (o expertos políticos) que repiten que en esas naciones aún se respeta un modelo dizque liberal.

Aprendamos pues. El ayer dibujó el hoy del cual nos quejamos. Observemos con amargura que hoy las avalanchas nos matan porque ayer no dejamos que los privados construyan infraestructuras que hubieran hecho que las lluvias nos enriquecieran. Que no crecemos porque bloqueamos la inversión privada, porque nosotros ayer nos hemos aplicado barreras socialistas y mercantilistas que hoy nos empobrecen. Frente a ello exigimos soluciones hoy. Nada más iluso.

Los actos traen consecuencias.

Carlos Adrianzén
11 de abril del 2023

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