Mensaje para la platea

El presidente Martín Vizcarra anunció en su mensaje a la nación que se la jugará por el Perú realizando las “reformas necesarias que los peruanos reclaman”. Un buen inicio para luego propinar elogios al sector de los medios que, según el mandatario, contribuye a la lucha contra la corrupción revelando audios autorizados y no autorizados por las autoridades judiciales. En su “manifiesto por la democracia” prácticamente se entregó en cuerpo y alma a las circunstancias políticas. Se metió de cabeza dentro de la coyuntura nacional, pero se alejó de las reformas que en verdad reducen la pobreza y mejoran los servicios públicos de responsabilidad estatal.

Los aplausos no cesan con el anuncio de la creación de una autoridad nacional que controle al Poder Judicial y al Ministerio Público, y otros temas relacionados con la reforma del sistema judicial. Asimismo, un referéndum para el contentamiento popular. La consulta popular planteada por Vizcarra decidirá sobre la reelección de los congresistas, el financiamiento privado de los partidos, el regreso de la Cámara de Senadores y la reformulación del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Con el referéndum, que pasa antes por el Congreso, la gente manifestará su posición sobre temas que no conoce y no son convenientemente explicados. Por ejemplo, el desprestigio del actual Congreso hará que la población se inclinen por la no reelección, de tal manera que la representación seguirá siendo mediocre, sin la presencia de experimentados congresistas de valía.

El ingeniero Vizcarra habló sobre la importancia de la minería y de las inversiones para este año sin decir una sola palabra sobre el proyecto Tía María (Arequipa). Mencionó la inversión de US$ 5,300 millones sin nombrar a Quellaveco (Moquegua). Nada sobre los 4.7 millones de toneladas de carbonato de litio encontrados en Puno. Como si las calles fueran dominadas por el extremismo antiminero. Vizcarra sabe que la minería hace retroceder a la pobreza, informalidad y desocupación en las regiones mineras del país.

Vizcarra resaltó el milagro exportador agroindustrial sin considerar que la Ley de Promoción Agraria debería ser extendida por más de 30 años y ampliada a otros sectores industriales. La sostenibilidad agraria depende de esa Ley y debe beneficiar a más de 1.8 millones de campesinos pobres. Sostuvo que su Gobierno impulsará la productividad y competitividad nacional, sin considerar que tales atributos dependen también de la calidad de la fuerza laboral. La rigidez laboral permite, por ejemplo, mayores contratos temporales que impiden programas adecuados de capacitación por la excesiva rotación de los trabajadores.

En el tema de los servicios de agua potable y saneamiento, Vizcarra no se ha pronunciado sobre las 50 Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS), carentes de capacidad financiera y técnica, causantes del pésimo servicio de agua potable y de aguas residuales. Para cubrir esas brechas, debió anunciar mayor participación de los mecanismos Obras por Impuesto (OxI) y Asociaciones Público Privados (APP).

El presidente habló de pesca, carreteras y gas, pero tampoco dijo una sola palabra sobre los recursos forestales abandonados, a disposición de los taladores ilegales y de contrabandistas que, además de explotar los recursos al margen de la ley, abusan de las comunidades indígenas. Y por la falta de un Estado promotor de la economía, Chile nos lleva la delantera sin tener un enorme territorio amazónico como el peruano. En 2017 las exportaciones de maderas chilenas sumaron US$ 2,250 millones, mientras que las peruanas US$ 120 millones.

Al mensaje de Vizcarra, entonces, le faltó sustancia. El ingeniero no supo aprovechar el cobre de Quellaveco ni el litio de Puno ni las exportaciones de paltas y frutas frescas para jugársela por el país.