Juan Sheput

Los cambios cosméticos en el Gabinete ministerial

El Gobierno de Dina Boluarte necesitaba un cambio radical

Los cambios cosméticos en el Gabinete ministerial
Juan Sheput
08 de septiembre del 2023


Un cambio de ministros siempre es un recurso extremo que se practica en política para lograr un resultado favorable para el gobierno. Los cambios deben responder, en ese sentido, a la búsqueda de sintonía con las necesidades populares para así lograr una mayor gobernabilidad.

El Gobierno de Dina Boluarte necesitaba de un cambio radical en la conformación de su Gabinete. Los cambios cosméticos dan poco aire, muy poco, y luego la agonía continúa, impulsada por la decepción ciudadana, agudizando de esta manera la crisis. Lo que hemos tenido el pasado miércoles no es otra cosa que un cambio cosmético, en carteras ministeriales que para su mayor impulso dependen de la confianza que se genere en el sector privado, la cual se logra con medidas de fondo, una suerte de parteaguas, un antes y después en la conducción del gobierno. Y eso no ha pasado.

El gran problema de la presidenta Dina Boluarte es la falta de credibilidad. Cual vidas paralelas, su gobierno y su relación con Alberto Otárola son cada vez más parecidos al Gobierno de Pedro Castillo y a la relación que este tuvo con Aníbal Torres. Una suerte de dependencia basada en la inseguridad y nula experiencia política de ambos mandatarios.

En el mundo de la opinología “sin calle” (opinólogos que jamás han tenido una experiencia política) las alabanzas a Alberto Otárola son constantes. No se dan cuenta de que su presencia es la mayor muestra de debilidad del Gobierno, y a la vez un escollo para recuperar la confianza y lograr grandes consensos.

En este mundo donde no existe la crítica, Alberto Otárola aparece como un funcionario eficiente, cuando en realidad no es nada más que un funcionario sin ningún tipo de oposición. Cuánta diferencia hay con un Carlos Ferrero, un Javier Velasquez Quesquén o un Pedro Cateriano, todos ellos presidentes del Consejo de Ministros que supieron enfrentar con éxito a los opositores formidables que tuvieron en los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, respectivamente.

Un Gobierno sin oposición, como el actual, es predecible en cuanto a que la soberbia de no tener quien los critique los llevará a error. Y a que la corrupción se va a disparar a niveles similares o superiores a los sufridos en el gobierno de Pedro Castillo.

Nuestro país se encuentra en una seria recesión económica que tiende a agravarse ante la cercanía de un probable Fenómeno de El Niño. Eso lo llevará a la antesala de una posible crisis alimentaria y a una situación caótica en el agro. Sin embargo, la presidenta pone al frente de esa cartera, en medio de una crisis, a la abogada Jennifer Contreras que tiene nula experiencia en la gestión agrícola. Colocar a una ministra con esas características en un momento de crisis para el sector es una irresponsabilidad de la presidenta y tan solo una muestra de cómo se hacen los cambios ministeriales en la gestión presidencial actual.

Ante los cambios cosméticos hechos en su gabinete por Dina Boluarte, sin tocar al premier Otárola o a los ministros de Economía y Defensa, no esperemos ningún cambio en el rumbo de colisión que tiene el país. Todo cambia para que nada cambie.

Juan Sheput
08 de septiembre del 2023

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