Darío Enríquez

Lima Sur vive, vuelve y ¿vencerá?

Recorrido por un espacio urbano que vuelve a vivir

Lima Sur vive, vuelve y ¿vencerá?
Darío Enríquez
16 de agosto del 2022


Aunque la crisis sanitaria del covid aún no se ha declarado concluida oficialmente, en la práctica ya se ha reactivado gran parte de la dinámica económica, social y cultural en nuestras actividades cotidianas. Es fácil verificarlo por simple inspección, viendo cómo vuelven a darse las grandes aglomeraciones y los espectáculos masivos por doquier. Solo el uso de mascarillas nos queda como recuerdo de lo vivido en la grave crisis sanitaria: y un “rebrote” de contagios, pero con un virus bastante atenuado. Esperemos que continúe manifestándose como una “molesta” gripe y nada más.

Ayer hice un recorrido por Lima Sur, visitando algunos puntos claves que manifestarían esa reactivación. Usando el Tren Eléctrico, llegué al último paradero y de allí con un mototaxi nos dirigimos a Martín, en Villa El Salvador, en plena actividad. Está casi en el cruce de las avenidas Juan Velasco y Pachacútec. Más que sorprendente esta inversión nacional que compite exitosamente contra Sodimac. Luego, una vista al Tottus, cruzando hacia Villa María del Triunfo –al otro lado de la avenida Pachacútec– verificando la consolidación de ese avance del supermercadismo, a pesar de que este formato estaba prohibido en Villa El Salvador. Tottus se ubicó en el límite de ambos distritos para atender directamente a los vecinos de Villa El Salvador, burlando aquella prohibición, hoy caduca.

Ahora en la entrada del Parque Industrial (Feria de Muebles), tenemos el centro comercial Plaza Center, Cineplanet en versión “xtreme” y el supermercado Plaza Vea. El extenso damero de exhibiciones, que se extiende prácticamente desde Pachacútec hasta el Tren Eléctrico, vuelve progresivamente al nivel de actividad anterior a la pandemia, con un centro netamente orientado a la exhibición de muebles para el hogar y negocios, un conjunto de servicios complementarios y venta de materiales en la zona intermedia, mientras que los negocios de comida cubren espacios estratégicos, tanto centrales como periféricos.

Al otro lado de la avenida Juan Velasco se encuentra el Boulevard del Cuero, y en ese sector se observan espacios que aún no se reactivan. Los negocios muestran una discontinuidad que contrasta con el nivel de actividad –prácticamente pleno– en la zona centro del Parque Industrial. En la avenida se nota una gran dinámica. Las diversas sucursales bancarias, servicios financieros varios, una gran clínica privada (Villa Salud) y otros muchos servicios, tanto relacionados con el parque industrial como con el público que circula o trabaja en la zona, expresan esta dinámica. 

Al retorno, usando también el Tren Eléctrico, decidí visitar el Mall del Sur. La naturaleza de este emprendimiento es muy diferente al del Parque Industrial. Este es una forja progresiva de la autogestión y la fuerza periférica urbana, mientras que aquel más bien es expresión de modernidad y apertura de zonas emergentes a la gran inversión nacional y extranjera. Lo visto en el Mall del Sur es impresionante. Se encuentra en la avenida Pedro Miotta, en la confluencia con la autopista Panamericana. Se llega a él desde la estación Atocongo del Tren Eléctrico y la ruta entre esta estación y el Mall del Sur muestra con contundencia el efecto que ha tenido en el gran florecimiento comercial local.

Las rejas que se observan en ese trayecto, para restringir el acceso a las zonas residenciales aledañas, son el producto inevitable del progreso material y al mismo tiempo de la inseguridad urbana. La gran cantidad de restaurantes, pollerías y chifas que ofrecen menús al alcance de toda economía marcan la necesidad de atender una alta densificación de empleos en la zona. Las dimensiones del Mall del Sur y la diversidad de su oferta muestran un estilo de consumo inédito e inexplicable si nos remontamos a fines de los ochenta en el siglo XX. Lo que fuera antaño denominado “cinturón de pobreza” hoy es, sin duda, una periferia de talento, esfuerzo y oportunidades. Estamos cerca de recuperar esa dinámica que en los hechos había reducido la cifra de pobreza extrema a niveles cercanos a cero, antes de la pandemia.

Darío Enríquez
16 de agosto del 2022

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