Cesar Gutierrez
Las maniobras distractivas del Gobierno
Discusión de temas económicos y sociales ha pasado a segundo plano
Durante el presente mes de febrero, el Gobierno ha puesto en acción toda su artillería de psicosociales. Lo necesitaba porque la caída del ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Liu, por su relacionamiento pasado con Odebrecht, creó una crisis ministerial, paliada con el relevo de cuatro ministros. Pero el tema es más profundo, pues la disputa con la empresa brasileña recién empieza y mantiene a los altos mandos del Poder Ejecutivo, en tensión permanente.
El Gobierno, me imagino con asesoría externa en comunicaciones, lanzó al ruedo a sus ministros a emitir mensajes polémicos para mantener entretenida a la oposición, entendida esta como personas partidarizadas y no partidarizadas que emiten continuamente opinión contraria a la línea gubernamental, en los pocos espacios existentes. Los partidos no cuentan lamentablemente.
La primera en salir a dar declaraciones fue la ministra de Producción, Rocío Barrios, afirmando con sentenciosa frase: “el gasoducto va, pero no con Odebrecht”. Dos comentarios sobre esta afirmación: perogrullada e intervención en un terreno que no es el suyo. La empresa en todo momento se refirió a terceros, y ella no es una persona que conozca el sector.
El objetivo de mantener ocupado a los discrepantes, funcionó. Se le respondió recordándole su paso como directora de la Oficina General de Administración del Ministerio de Vivienda y Construcción, entre septiembre del 2013 y marzo del 2014, periodo en el cual esa dependencia otorgó, en proceso cuestionable, la construcción del Centro de Convenciones de Lima a la brasileña OAS, cuyo mandamás hoy purga prisión en Brasil.
Inmediatamente después salió a la palestra el desconocido ministro de Defensa, Walter Matos, exigiendo la renuncia de los directivos de Osinergmin, institución que está en el ámbito de la Presidencia del Consejo de Ministros y no de la cartera de Defensa. Intrusismo que generó algunos titulares, pero que, dada la intrascendencia del ministro, fue efímero y no ameritó mayor atención
Continuó la serie el fin de semana pasado, con las declaraciones del ministro del Interior, General Carlos Morán, con el anuncio de que los congresistas no tendrán seguridad de la Policía Nacional. Revuelo en su máxima expresión, exitosa salida para los fines de la Casa de Pizarro, para que una vez que cumpliera su cometido, salga el mandatario, Martín Vizcarra, a decir que se estaba evaluando y no era una decisión. Más polémica, los dardos se dirigen ahora al general. Misión cumplida de ida y vuelta
En simultáneo se volanteó por los medios de comunicación, incluida la agenda estatal Andina, las declaraciones de un colaborador eficaz perteneciente al Club de la Construcción, que dice que Ollanta Humala y Nadine Heredia, habían recibido en Palacio de Gobierno la suma de US$ 16 millones. Agitación en la oposición por el señalamiento; sin embargo, al ser dinero en efectivo, el hecho no se podrá corroborar. Y ha dado pie a que el ex mandatario Humala, se pasee victimizándose por los medios que sintonizan con el Gobierno, ante complacientes entrevistadores.
Queda clarísima la estrategia distractiva del Ejecutivo para cambiar el eje de mirada de la opinión público. Mientras tanto, los temas comprometedores que lo afectan, y la agenda de pendientes por resolver en los sectores de economía y sociales, no son siquiera mencionados referidos para el debate. Quienes estamos en la orilla de enfrente de Vizcarra y sus amigos, debemos tomar la iniciativa y poner los temas de interés en la cresta de la ola de la discusión pública. Tarea nada fácil, pues el acceso a los medios masivos es escaso; pero tenemos que ser imaginativos.
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