La brisa chavista

El chavista Diosdado Cabello ha dicho que hay una "brisita bolivariana" en el Perú, algo que debe encender las alarmas no solo de los partidos políticos que defienden en estos momentos la democracia, sino de todos los peruanos. Especialmente tras la reciente disolución del Congreso de la República, que ha quebrado el equilibrio de poderes que debería existir en toda democracia. 

En 2006 el chavismo, con Ollanta Humala a la cabeza en nuestro país, fue derrotado por el Apra que lideraba Alan García, quien resultó elegido como presidente en un proceso democrático. A pesar de esa derrota, el chavismo —ahora con Maduro— nunca dejó de mirar de cerca al Perú, que podría terminar secuestrado por el denominado "socialismo del siglo XXI", que ha llevado a la pobreza y condenado al éxodo a millones de venezolanos. 

Aquí los comunistas peruanos que cumplen el papel de socios del chavismo han encontrado el escenario perfecto. La incapacidad para generar empleo, impulsar la inversión privada, reducir la delincuencia y promover obras ha servido como argumento a los chavistas peruanos para afirmar que el actual modelo económico es ineficaz para satisfacer las demandas sociales. La incapacidad de unos es aprovechada por los comunistas, que emergen con la agudización social. 

El resquebrajamiento de la mayoría congresal, que reunió en una bancada a gente que poco tenía en común, y la confrontación permanente con el gobierno han sido aprovechadas por los chavistas peruanos. Mientras nos entretenemos con la guerra entre el Congreso y el Ejecutivo, que llena portadas y espacios televisivos, avanza el comunismo, que es el chavismo peruano. 

El autoritarismo se disfraza de moralidad. En 1992, una campaña sistemática contra los partidos políticos y las instituciones democráticas terminó en un golpe de Estado. Se escribió una nueva Constitución y se puso en marcha un modelo económico distinto al de la Carta de 1979. Sabemos cómo terminó esa historia. Ahora los comunistas, dispersos en grupos de izquierda, pretenden declarar caduco el modelo económico de la Constitución de 1993, para reemplazarlo por otro que podría llevarnos a retroceder 50 años en la historia. 

Víctor Raúl Haya de la Torre decía que en nuestra sociedad la falta de educación política y la ignorancia eran nuestros mayores problemas. Si a ellos les sumamos la falta de lectura y la continua descalificación de la política por parte de quienes han hecho de la política su empresa, se reduce el debate nacional. Silenciado el Congreso, nos toca a todos los comprometidos con la democracia explicar al país acerca de la amenaza del comunismo.

Los chavistas peruanos se niegan a reconocerse como comunistas. Ante la pregunta optan por guardar silencio, porque saben que de esa forma eluden el debate político y la crítica ante un modelo desfasado con el espacio-tiempo histórico actual. Los apristas no tenemos miedo de reconocernos como tales. Pero los grupos de izquierda, en sus distintas vertientes, confluyen en el comunismo y sus satélites peruanos. Esos grupos avalaron la corrupción de Toledo, Humala y Villarán. 

Los peruanos merecemos vivir bien. Nos toca a todos unirnos para impedir que la incapacidad de unos nos condene a convertirnos en un satélite más del chavismo. Los peruanos, que estamos próximos a cumplir 200 años de nuestra Independencia, no podemos cambiar nuestra libertad por la opresión del chavismo.