Juan Sheput
Imitando a Donald Trump: a propósito de la derecha local
La derecha local es oficialista, mientras que Milei y Trump se forjaron en la oposición
![Imitando a Donald Trump: a propósito de la derecha local](https://elmontonero.pe/upload/uploads_images/mimi_1.jpg)
Desde la magnífica generación del Centenario no ha habido en nuestro país una derecha ilustrada. Con muy pocas excepciones, se puede decir que en la derecha peruana abunda lo emocional y falta lo racional. Propensa al autoengaño, se cree los aplausos de sus propias cuentas falsas, abundantes en redes, que no se condicen con lo que señalan LOS mecanismos serios de medición del afecto popular.
En esa línea creen que imitar a Javier Milei, Nayib Bukele o Donald Trump les va a generar réditos políticos. Consideran que haciendo lo que ellos hacen (maldecir, descalificar, disolver organismos públicos entre otras cosas) van a empezar a obtener afecto popular y posibilidades de ganar una elección. Olvidan algo elemental: mientras que la derecha local es oficialista –es decir, apoya sin dudas a Dina Boluarte y sus pésimos ministros–, Milei, Bukele y Trump crecieron y se forjaron en la oposición. Hicieron feroces críticas e impulsaron agresivas medidas contra el poder de turno. Mientras Javier Milei en Argentina repudiaba a la casta y a los que gobernaban, aquí la lamentable derecha piensa en el beneficio pequeño de cortísimo plazo, en el trabajito para el allegado, en el ministerio para los militantes, en la cuotita administrativa del Congreso. Así de pequeña es la derecha local. Cuánta razón tenía Oscar Wilde cuando decía que la imitación es la forma como le paga la mediocridad a la grandeza.
Es así que esta derecha, ubicada en el parlamento, en los municipios y gobernaciones regionales, como no tiene oposición, como no tiene adversarios gubernamentales porque más bien los sustenta y alienta, para justificar su existencia tiene que fabricarse enemigos. Y se la emprende con las oenegés. Si algunas oenegés han hecho un mal uso de sus recursos eso lo dejaría a las entidades judiciales, pero no emprendería una campaña política contra ellas. Pero como nuestra derecha de Liliput no puede atacar a Dina Boluarte y a sus mediocres ministros porque son aliados tiene que enfrentar a las oenegés.
La derecha oficialista protege a ministros cuestionadísimos. Pone el pecho por el ministro del Interior y hasta lo quiere condecorar. Defiende a ultranza al ministro de Inclusión Social, el mismo que alimentó a niños con conservas para perros. Por eso no pasan del eterno 12% cuando deberían tener como mínimo 40% de aceptación. O se enorgullecen de una intención de voto de 4%, que raspa el margen de error, cuando con la parafernalia en redes y la superexposición mediática esa cifra debería ser mínimo cinco veces más grande.
Si quieren imitar a Trump o Milei, y eso los hace sentirse bien, empiecen a ser oposición. Todo lo demás es ilusión.
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