Dante Bobadilla

Feminismo o marxismo histérico

Feminismo o marxismo histérico
Dante Bobadilla
04 de mayo del 2017

Manipulación de la mujer bajo el pretexto de la liberación

El feminismo es otro vástago extraviado del marxismo. Posee todos los rasgos de una causa progresista motivada por el odio, típico de todo marxismo, la ideología del odio por excelencia. Toda causa marxista es una forma encubierta de odio que busca aniquilar a un grupo social señalado como enemigo de clase, raza, género, nación o cualquier otra estúpida excusa por el estilo, culpándolo de todos los males. No hemos avanzado mucho desde los tiempos de las cavernas, salvo que ahora las guerras tribales y el exterminio de masas se hacen utilizando un bonito discurso de justicia y liberación. Para eso es muy bueno el marxismo.

Desde que el mundo empezó a vivir guiado por ideologías, hará cosa de doscientos años —es decir, desde que la cháchara versada empezó a venderse como filosofía profunda o ciencia irrefutable a cargo de charlatanes como Hegel y Marx—, han surgido las más ridículas ideologías fundadas en el odio, pero disfrazadas de movimientos liberadores en busca de justicia. Suelen usar el odio a los ricos, judíos, empresarios, yanquis o, en este caso, a los hombres. Para unos es “lucha de contrarios” y para otros, “lucha de clases”, pero sigue siendo simple odio primitivo recubierto de glamour intelectual. Por eso, los primeros en caer como moscas sobre este fétido excremento han sido siempre los intelectuales baratos de izquierda y los jóvenes incautos.

El feminismo es odio a los hombres y guerra popular contra el “sistema patriarcal” por opresor y causante de toda la desgracia de la mujer. Más nada. Es la misma relamida cháchara barata marxistoide aplicada a la mujer. Otro movimiento liberador que vende justicia social para la mujer, a través de la aniquilación del grupo rival y la destrucción del “sistema opresor”. Es un credo barato que idiotiza a la mujer limitando su visión y comprensión, convirtiéndola en una cacatúa adiestrada en consignas bobas. La histeria androfóbica del feminismo lo contamina todo. Han llegado al ridículo de estigmatizar el culto a la belleza femenina como “acto nefasto de la cultura machista”.

Desde luego, el progresismo se presta al juego del marxismo histérico retirando de sus medios la página de chicas, medida contraproducente —como todas las que son propias del delirio socialista— pues lleva a anular todo un segmento económico y a reducir las posibilidades de la mujer. En otros países han logrado incluso vetar los concursos de belleza imponiendo una aberrante dictadura moral, casi en la misma línea del islam. No es nada nuevo que el progresismo recurra a la censura de medios y utilice la ley para imponer su moral social por la fuerza.

No deja de ser ridículo que el feminismo se presente en nuestra cultura, donde las mujeres gozan de entera libertad. La única causa digna es la libertad y el derecho de cada quien a su desarrollo individual. Luego debemos tolerar y respetar todo lo que surja en consecuencia, empezando por las diferencias propias de la diversidad. El feminismo, como toda causa marxista, se sustenta en la histeria igualitarista. No les basta la libertad, sino que pretenden igualdad matemática de presencia femenina en todo escenario, para lo cual imponen aberrantes y totalitarias leyes de cuotas.

El feminismo es otra causa usada por la izquierda para perturbar a la sociedad, atizar la conflictividad y “agudizar las contradicciones”, como dice el manual del buen agitador profesional. La enferma mentalidad de izquierdas busca crear conflictos sociales por todos lados para provocar el caos y desencadenar la revolución, partera de un nuevo orden. Es el mundo de las cavernas sustentado hoy por ideologías bobas.

La historia está repleta de mujeres extraordinarias que han destacado en todos los campos desde tiempos bíblicos y míticos. Las mujeres valen por lo que son como personas, y surgen por su esfuerzo individual cuando hay un ambiente de libertad y tolerancia, que es todo lo que necesitamos y debemos exigir. No se necesitan excusas culpando al sistema ni a otros por el fracaso, y no se deben exigir privilegios para surgir. Toda mujer inteligente debe arrojar a la basura el feminismo y cualquier otra forma de marxismo cultural que trate de manipularlas utilizándolas como carnada. La manipulación de la mujer, bajo el eterno pretexto de la liberación, no es nada diferente a tantos otros cuentos liberadores que el marxismo ofrece. Date cuenta.

Dante Bobadilla

Dante Bobadilla
04 de mayo del 2017

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