Darío Enríquez

Esto solo es el fin del principio

El inicio de una nueva etapa para quienes luchan por la libertad

Esto solo es el fin del principio
Darío Enríquez
20 de julio del 2021


Muchos entre quienes votaron por Pedro Castillo dicen que no creen que hará lo que dice su plan de gobierno; y si lo intenta, lo impedirán ¿Cómo?¿Del mismo modo como harán volver el dólar a S/ 3.50?¿Igual será para que regresen los S/ 20,000 millones de capitales que fugaron espantados del Perú? Una creencia más desubicada que esa, luce imposible.

Hay demasiado pensamiento mágico frente al terrible momento que vivimos. La depreciación de nuestra moneda nos ha empobrecido al menos en 15% solo en unas cuantas semanas. Los guarismos siguen creciendo en negativo. Contra las leyes de la economía, el viento nada puede. Tampoco funcionan ni los buenos deseos ni el neomisticismo de Paulo Coelho. La magia no existe. La esperanza infundada o basada en extremo azar, es más bien peligrosa ingenuidad.

Quienes optamos por luchar a favor de la libertad y en contra de ideas liberticidas, opresoras y totalitarias, nos encontramos al inicio de una nueva etapa: nos vamos al monte con un fusil en el hombro, o nos dejamos llevar al matadero como un manso cordero. Metáforas ambas, por supuesto. ¿O no?

Cometeríamos un grave error si pretendemos combatir al totalitarismo de Pedro Castillo, Vladimir Cerrón y Antauro Humala solo desde un Congreso que ni por asomo se tiene bajo control político. La humillada cerviz se inclina una vez más a la inminencia del poder, tanto Acción Popular (AP) como Alianza para el Progreso (APP) y Podemos Perú (PP) ya negocian para una posible coalición parlamentaria oficialista. De hecho, con el acuerdo ya anunciado entre el oficialismo (PL), Juntos por el Perú (JP) y Somos Perú (SP) superan la barrera de los 43 votos, evitando de ese modo cualquier intento de vacancia (para ello se requiere al menos 87 de 130 votos).

En nuestro Perú, lo informal no necesariamente es ilegal. De hecho, el término "alegal" se ajusta mucho más a la caracterización de las diversas y legítimas actividades que despliegan millones de peruanos para ganarse la vida honestamente. En paralelo, lo formal no necesariamente es legal. Pedro Castillo ha sido proclamado presidente formal, pero como fruto de una larga cadena de delitos y maniobras dolosas, uno tras otro, perpetrados por diversos operadores estatales y privados. Un grave legicidio. Será un presidente forzado bajo una lógica de hechos consumados. Un gobernante de facto. Formal pero ilegal, además de ilegítimo. "Así, bien legalito, joven" como decía el pelado Cantinflas.

La patética enfermedad cultural (parafraseando al filósofo y amigo cruceño Enrique Fernández) de "hagamos una ley que..." para enfrentar todo tipo de problema socioeconómico, alcanza la cima del cielo en nuestra América “cretina” con esa manía de pretender construir el paraíso terrenal desde una “nueva” Constitución. El trámite para Castillo será muy fácil: si el Congreso no accede a convocar una Asamblea Constituyente, le tuercen la mano con una cuestión de confianza. Y si es que acaso encontrara resistencia, no dudará en un “Santiagazo” en toda Lima, con epicentro en la plaza del Congreso. Antauro libre será el anfo para esa dinamita.

¿Se extrañan de que Castillo y el activismo político violento vayan de la mano? No seamos ingenuos ¿Ustedes creen que el salvaje y descontextualizado ataque a machetazos contra el ingeniero Richard Muro Macedo se dio “casualmente” días antes que el JNE forzara la ilegítima e ilegal proclamación? Yo tampoco. Un timing perfecto para sus perversos propósitos. Dicho sea de paso, que se sepa ni el Colegio de Ingenieros (con su complejo e ineficaz laberinto de capítulos, comisiones y comités), ni la Universidad Nacional de Ingeniería, ni la Facultad de Ingeniería Industrial y de Sistemas (alma máter del Ing. Muro), ni otras instituciones relacionadas han siquiera comentado ese atentado contra la vida de un inocente ciudadano, mucho menos elevado su condena y protesta. Así somos, así estamos.

Este nuevo gobierno que llega con el bendito bicentenario de la nada, es claramente ilegal e ilegítimo. Si se ha negado algo tan elemental como acceder a una auditoría electoral para dar legitimidad a un proceso cuestionado, ¿qué podemos concluir? Que es una clara admisión de culpa. Ni siquiera se ha hecho un simple cotejo entre archivo de votantes y archivo de difuntos, operación que no toma ni quince minutos. Más de 400,000 difuntos estaban "habilitados" para votar, y se estima que un 30% de ellos habría vuelto del Hades para hacerlo. Esa es solo una de las modalidades que podrían haberse utilizado para torcer masivamente la voluntad popular. Si rehúsas dirimir algo tan importante, si te niegas a pasar una sencilla "prueba de ADN", ya sabemos que niegas a tu "hijo".

Esto es solo el fin del principio y estamos a punto de iniciar el principio del fin. La cadena de hechos delictivos que han hecho posible la ilegal e ilegítima proclamación de Castillo como presidente electo configura un grandísimo legicidio. Con todo esto, o te enfrentas o eres comparsa. La tibieza se vuelve vómito bíblico. Evitemos que julio de 2021 se convierta en otro enero de 1881. Patria tristísima, patria amada.

Darío Enríquez
20 de julio del 2021

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