Juan Sheput
Es necesario recomponer el sistema de partidos
Tras la absurda “reforma política” de Vizcarra

Las elecciones regionales y municipales que se vienen desarrollando son una señal más del pésimo conjunto de modificaciones que impulsó Martín Vizcarra en la mal llamada “reforma política”. El resultado es un Perú fraccionado, sin partidos nacionales consolidados, con caudillos locales y distritales, con poca representatividad. Fue tan mala la “reforma” que es lo más cercano de lo que podría pasar si un ciego conduce a otro ciego. Un conjunto de disparates, inconexos, impulsados por personas sin liderazgo ni autoridad en el tema. ¿El resultado? Nada nuevo bajo el Sol, todo peor que nunca.
En nuestro país no existe un sistema de partidos. Si entendemos por sistema al conjunto de interacciones entre diversos componentes que dan un resultado armónico, hace mucho tiempo que no lo hay. Partidos con representación parlamentaria, incapaces de establecer una agenda, deambulan por los Pasos Perdidos, rindiendo homenaje a la denominación del salón parlamentario. Eso no constituye, de ninguna manera, un sistema de partidos. Para que exista un partido, como tal, tendría que haber programa, ideología, liderazgo representativo, capacidad para poner en la agenda temas importantes, vocación por la polémica y vínculos e influencia en los poderes fácticos. Pero lo que tenemos en la actualidad no pasa del político afanoso por aparecer en las redes sociales. Hasta la polémica y capacidad de respuesta política la han tercerizado, ridiculizando un atributo eminentemente político. Seguramente acostumbrados al efecto cápsula, aislante o anónimo de las redes sociales, han llevado ese estilo a la práctica política.
Se requiere entonces recomponer este sistema de partidos. En primer lugar hay que rescatar a las agrupaciones políticas de los tentáculos de los organismos de la sociedad civil, que han logrado encasillarlos en lo políticamente correcto. El buenismo, el amiguismo o arteramente la deslealtad disfrazada de pragmatismo, en estos días se imponen. Todo ello no puede llevar a otra cosa que a una sociedad sin fuerza política, lo cual equivale al desorden, el caos y el desmadre. En un ambiente sin poder político, personajes pintorescos como Aníbal Torres o que maquillan su cobardía en bravatas como Antauro Humala se enseñorean.
Por ello es importante que partidos nacionales, con trayectoria y tradición política vuelvan al ruedo. También los políticos con experiencia, referentes de una profesión en la cual, como diría Weber, no hay edad de jubilación. Se hace urgente el retorno y reconstruir en base a las prácticas, usos y costumbres, que no han cambiado desde que nació la historia, una clase y un sistema político, imprescindible.
Este fin de semana reflexionemos sobre por quién vamos a votar, y también sobre la importancia del retorno de la política.
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